Por: Eugieno Astudillo
Desde hace algunos años vienen siendo estudio de especialistas y consultoras una nueva generación humana nacida por ahí cerca de la década de los ochenta, y que en su oportunidad, en Estado Unidos se denominó “Los Millennials”, basando su nacimiento en ese país después de la caída de las Torres Gemelas, y que cómo corriente de pensamiento nuevo ha prendido en todo el mundo como nueva filosofía de vida de los jóvenes, y que según expertos hoy representa el 70% de la fuerza laboral del mundo.
Chile no ha escapado a esto, y son miles los de ellos que comparten con nosotros el día a día. Esta generación se caracterizan porque tuvieron un mejor acceso a la educación; sobre todo superior, tienen pocas ganas de asumir nuevas responsabilidades en trabajos tradicionales, son inquietos, influidos por la masificación del internet y la inmediatez de los medios de comunicación, tienen desarrollado un sentido crítico de los problemas sociales, son preocupados de los temas ambientales y participan con fuerza y convencimiento en varias causas antisistema.
El sociólogo de la Universidad Central don Rafael Catalán explica que la dictadura y el retorno a la democracia en nuestro país es primordial para entender el comportamiento de esta generación en Chile, esto es “debido a la represión y a la introducción de las políticas de schock económico – social, que se hicieron por medios de las enseñanzas directas de las teorías de Milton Friedman, en conjunto con la interrupción de los proceso tecnológico – productivo de aquellos años”. afirma el profesional.
Sobre el mismo tema, un estudio hecho por Adimark en el año 2016, “Chillennials: Rompiendo el mito” recopiló otras características de estos chilenos de entre los 15 y 35 años de entonces, demostrando en uno de los puntos que abarcó este estudio, de saber cómo vivían nuestros Millennials criollos, que sobre el 60% de ellos eran independientes que vivían solos, en parejas, o formaron sus propias familias, que un 23% vivían con sus padres, no por ser “mamones”, flojos o querer ahorrar dinero, sino que por devolver la mano a sus viejos con un aporte económico mensual, por tener ellos una mejor situación financiera, etc. Buen ejemplo.
Esta encuesta además demostró que el emprender una vida independiente no era lo principal para un buen porcentaje de estos adultos jóvenes, que los emigrantes llegados al país ellos no los veían como delincuentes, que el feminismo expresado ahora no busca eliminar la participación de los hombres en la sociedad, y que los pobres no quieren las cosas les sean dadas gratis.
Por otro lado, otras cosas que los caracterizan según esta encuesta, es que en su pensamientos anhelan alargar su adolescencia lo más posible, que son impacientes, autorreferentes en muchas cosas, y que por sobretodo tienen integrada la tecnología en todos sus quehaceres diarios, y por último, dada su mejor preparación profesional asumen bien todos sus retos en la vida.
Todas estas características señaladas; en buena, de estos jóvenes, son las que los tienen en punta con nuestra generación antigua en camino, o ya, en la tercera edad, en donde aún hablamos de cómo se levantó el mundo después de la segunda guerra mundial, de cómo en Chile salimos airosos de la revolución con “Empana y vino tinto” que se nos quiso vender, de cómo enfrentamos la dictadura y la contra dictadura, y de cómo nos esperanzamos con “la Alegría ya viene”. Todo esto con un solo fin, para crearles a ellos algo sólido, para que lo logrado hasta ahí y ahora, fuera su punto de partida para cuidar el legado de la patria que tanto nos ha costado, y no tuvieran que pasar por todo los vaivenes que pasamos. Pero, lamentablemente, para la esperanza de los viejos, la cosa ya no resultaron así, porque todo lo pavimentamos de acuerdo a nuestros estándares basados en conceptos reprimidos y obsoletos, que para ellos, con su tolerable nuevo pensamientos, no solo han criticados el como hicimos las cosas, sino que, ya están decidido a potenciar la vida y futuro de este país, y también del planeta, con otra metodología y conceptos, según su nueva imaginario de cómo hacer bien las cosas, en formas que nosotros no la imaginamos ni en sueños.
Por todo este nuevo y respetable pensamiento, queridos papis, cuando hoy lleguen a sus casas analicen positivamente a sus hijos de esta edad y generación, y traten de entenderlos en buena y con cariño. A nosotros ya se nos pasó la hora de mejorar el mundo, y quizás lo mejor que hicimos por ellos fue educarlos, pensando eso sí, que todo después de nosotros sería una continuación de dudas e improvisaciones, que ellos, al igual que nosotros, pasarían también la vida hablando de izquierdas o derechas, sin sospechar siquiera, que la gran política futura, y de ellos, tiene que estar fuera de estos conceptos, y será la tecnología que ahora los Millennials dominan abiertamente, las que los llevará a su mundo ideal, y para peor de nosotros, ellos aún piensan que en nuestro tiempos de protagonistas, no solucionamos nada esencial en la convivencia, medio ambiente, y nuevos derechos para grupos silenciados por siglos en la sociedad, y creen, con razón, que aún vivimos y seguimos continuando con las mismas heridas y resentimientos de antes, que todavía , en pleno año 2019, no nos han llevado a ninguna parte.
Dejemos entonces que avancen los Millennials made in Chile, dándoles los espacios y fuerzas para su futuro mejor, el que seguramente disfrutarán ellos, nuestros nietos y bisnietos, con un mundo renovado en convivencia y estándar tecnológico.
A nosotros, los viejos, solo nos queda esperar que esta nueva generación ordene las relaciones y posiciones de la humanidad con el nuevo sentido de solidaridad que traen, en donde no se dividan el universo en bloques de poder ideológicos, sino que en grupos sociales de crecimiento continuos y asociados, en donde la política sea solo un mal recuerdo del pasado, al igual que las religiones hoy desprestigiadas, que normalmente fueron un freno para nuestro crecimiento humano.
Mi última esperanza es que en el infierno no haya tanta confusión con las diferencias generacionales y que la jefatura de maldad de don Diablo se diluya junto a tantos temores que nos inculcaron desde chicos a nuestra pobre generación, lo que ya nos hará pasar como una generación intrascendentemente a la historia.
Bienvenidos Chillennials. Cuídense de los líderes negativos.