Por: Dr. Denis Panozo
Esos desagradables movimientos frecuentes que aparecen en forma repentina y molesta, provocándonos preocupación y angustía.
Estos tic tienen diferentes causas, algunas y principalmente las que se inician a temprana edad, es decir, en la infancia son de origen o trastornos neurológicos congénitos, es decir, uno de los padres está aportando con un gen alterado en su cromosoma, por lo cual los tratamientos de estos son complicados y de altísimo costo, que pueden provocar serias preocupaciones a la familia, porque hay que lidiar con lo económico, además del manejo especial de estos menores, por dar un ejemplo “el corea de huntington”
Por suerte las mayorías de los tic tienen un origen más simple, a pesar que nos angustian y molestan tienen un tratamiento más simple. El origen de estas alteraciones se originan por trastornos emocionales, como el stress, insomnio, ansiedad, angustia que gatillan los parpadeos frecuentes, guiñar sin motivo, rotar la cabeza, realizar muecas faciales, rechinar los dientes hasta emitir palabrotas. Cuando aparecen en la infancia hasta la adolecencia pueden ir disminuyendo y llegar a la adultez libre de estos odiosos tic. De todas maneras frente a la aparición de estos hay que acudir al médico, para que evalué este cuadro y le permita descartar una patología mayor, permitiéndole recetar para terminar con el componente emocional que es causa principal.