Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
Palabra mágica que mueve nuestros corazones, que palpitan aceleradamente al nombrarla, es aquella mujer que nos dio la vida, que nos regaló su juventud, sus sueños y el resto de su vida sin mezquindad. En el momento del parto todo su ser vibra intensamente y se producen cambios que permiten que desaparezcan todas las mezquindades, egoísmo y brota la bondad, la responsabilidad y surge ese amor que le permite tomar esa tarea titánica de tutelar la nueva vida que estará a su disposición y nos enseñara todo y más, deseando forjar el temple necesario para que podamos desarrollar una vida sin premuras y con armas para vencer todos los escollos que nos puedan aparecer en este nuevo camino, llamado vida. Es así nuestras derrotas, caídas y triunfos lo sentirá como suyas.
Esta mujer maravillosa al cual llamamos Mamá que siempre nos acogerá en los momentos de debilidad y nos consolara en nuestras caídas, debemos siempre llevarla y mantenerla en nuestros corazones.
Mamá, gracias por darnos la vida y entregarnos todo tu ser.