Por: Franco Contreras
El asesinato de Camilo Catrillanca, lamentablemente y con mucho pesar, comparte con otros mapuches, las fatídicas características de ser ejecutados por la espalda, con disparos y en enfrentamientos que solo existen en sus más retorcidas fantasías, mostrando un aparente deseo de sangre, muerte y destrucción.
Cuando el presidente presenta un grupo “especializado” de policía militarizada, denominado “comando jungla”, para abordar la problemática en la Araucanía, evidentemente envía una señal que anula cualquier otra “buena intención” del ministerio de desarrollo social. Especialmente cuando señala explícitamente que el comando fue entrenado en Colombia.
Colombia es uno de los escenarios de violencia desatada más peligrosos en Latinoamérica, con innumerables problemas, como por ejemplo el narcotráfico y 50 años de guerrilla, con la ayuda infructuosa de Estados Unidos en el primer caso y un acuerdo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) logrado el año 2016 en Cuba, en el segundo caso.
Sin embargo, Colombia hoy tiene el record de asesinatos de líderes sociales en América, con 160 víctimas durante este 2018, elevándose a 364 desde la firma del acuerdo de paz con la guerrilla, lo cual tendría relación con la salida de la FARC de las zonas que controlaba y que el gobierno dejó abandonadas, quedando libre el espacio para el narcotráfico, intereses privados, facciones rebeldes y paramilitares.
Por lo tanto, cuando se destaca que el “Comando Jungla” fue entrenado en Colombia, es ingenuo o su objetivo es privilegiar el uso de la fuerza, ya que es contradictorio querer resolver la problemática Mapuche, enviando personal de una institución que hoy genera desconfianza en la sociedad chilena, a entrenar en un país que tiene las peores cifras en violencia y que la ONU en Julio de este año, a través de una declaración, rechazó y condenó los asesinatos de líderes y lideresas en dicho país.
Para empeorar la situación, el gobierno genera una estrategia de blindaje al Ministro del interior, al intendente, que acaba de “renunciar” a su cargo, Carabineros como institución y a su director, acusando infundadamente a la víctima en primera instancia, lo que resultó siendo un asesinato, destrucción de evidencia y torturas a un menor de edad, por parte de una institución que está atravesada por malas prácticas.