MARCELINO CHAMPAGNAT FUE UN HOMBRE DE DIOS

MARCELINO CHAMPAGNAT FUE UN HOMBRE DE DIOS

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 Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo

Mañana, 6 de junio, los maristas celebraremos el 177 aniversario de la Pascua de nuestro Padre y Fundador, San Marcelino Champagnat. Marcelino, como todos los santos, fue un hombre de Dios. Supo ponerse en las manos de Dios y mirar la realidad con los ojos de Dios. Esto le permitió comprender profundamente al hombre y percibir con acierto las diversas carencias de su tiempo y darles la respuesta adecuada y ayudar. La llamada al sacerdocio lo desconcierta, porque no se siente digno y el camino le parece difícil, ya que ni siquiera sabe leer. Pero una vez que percibe que Dios lo llama, no habrá obstáculos que resistan a su deseo de hacer la voluntad de Dios. “Seré sacerdote, puesto que Dios lo quiere”. Ya sacerdote y destinado a La Valla, , su celo por la Gloria de Dios lo lleva a desvivirse por sus feligreses, y no quedará rincón de su extensa y montañosa parroquia sin el consuelo de su palabra y el auxilio de los sacramentos. En las numerosas y grandes dificultades que le acarreó la fundación de la Congregación de los Hermanitos de María, (este año celebramos el Bicentenario) se confiaba sin límites en la Santísima Virgen, a quién llamaba su “Recurso Ordinario”. Cuando se ve obligado a ampliar la casa porque no caben los postulantes en La Valla, se lanza a un gran proyecto de construcción, seguro de que Dios y María quieren su obra y confiado en que conseguirá los recursos cuando los necesite. Y así construyó la casa de Nuestra Señora de “L’Hermitage”.

Cuando en la Revolución de 1830 todas las Congregaciones envían a sus novicios a sus casas, Marcelino pide permiso al obispo para permitir nuevas Profesiones, y la única medida que toma es redoblar la oración y la confianza en Dios y en María, la “Buena Madre”.

Cuando fallece el 6 de junio de 1840, la paz y el gozo de los santos luce en su rostro demacrado por el cáncer, mientras pronuncia sus últimas palabras: “Que consolador resulta morir bajo el amparo de María”.

Este hombre sencillo y humilde, con el fino sentido de Dios y los hombres, vive y enseña a vivir a sus seguidores. Hoy, Marcelino Champagnat que fue canonizado el 18 de abril de 1999, sigue siendo un hombre de Dios para la Iglesia y para el mundo.

Para celebrar estos dos aniversarios del Bicentenario y del 6 de junio, el Consejo Directivo y la Pastoral del Instituto Chacabuco, han programado diversas y variadas actividades que se realizarán en varios días. Invito a todos los integrantes de la familia marista andina a participar en dichas actividades.

Ayer se celebró la Eucaristía de Acción de Gracias, a las 11,00 horas, en el gimnasio N° 1 del Instituto. Como maristas, vivamos nuestro cristianismo al estilo de Marcelino Champagnat.

Con fervor y fe acudamos a él e invoquémosle diciendo…

San Marcelino Champagnat,

Ruega por nosotros

y por nuestras familias.

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