Por: Valeria Jorquera, académica Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello
La obesidad es una epidemia en el mundo y nuestro país no es la excepción. Chile reporta 74,2 % de población con exceso de peso, según la Encuesta Nacional de Salud 2017, mientras la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) situó a Chile como el país con el índice de obesidad más alto de toda Sudamérica entre las mujeres.
Efectivamente, según la FAO, más del 30% de la población femenina de Chile, mayor de 18 años, presenta algún índice de obesidad.
Ante este panorama, el consumo de medicamentos para bajar de peso, se ha incrementado preocupantemente durante los últimos años. Muchas personas tratan de revertir su sobrepeso y obesidad a través de la automedicación, muchas veces se recurre a medidas desesperadas y a formulaciones ‘milagrosas’ para perder peso rápidamente y sin sacrificios.
Además, se comercializan suplementos alimenticios que sugieren reducciones milagrosas sin tener respaldo científico que avalen sus propiedades. El manejo irresponsable de la información, los fuertes deseos de disminuir de peso, la automedicación y el fácil acceso por la venta ilegal de fármacos en internet, pueden generar graves consecuencias en la población, las formulaciones milagrosas para reducir tallas no existen, se debe evaluar a cada paciente de manera individual, considerando las patologías crónicas que padece, los medicamentos que consume y realizar modificaciones en sus hábitos alimenticios, la actividad física.