Por @rodrigosolo
Imagino ser ricachón, pero de ésos que no hay en este pueblo. Trillonario de bitcoins, a lo menos. Y planear mi viaje espacial: lo que está de moda.
Primera pregunta: ¿dónde voy?
A lo menos 200 km de la tierra, 5 días en el espacio, así dejo atrás a Branson o al dueño de Amazon o al de Tesla. La luna, como destino, debe ser refome, además creo que tiene un lado oscuro y, desde siempre, me muero de susto de noche (una vez creo que hasta sentí al diablo a mi espalda).
¿Qué llevo al espacio?
El teléfono no, para esos lares no hay wifi. Pero sí podría llevar libros. Mis viajes tienen sentido según el libraco que llevo. Igual habría tiempo. Quizás esos tomos gordos que no se pueden leer en la micro. Aunque ahora tengo un Kindle, y ahí podría reunir cinco mil páginas en su pantallita pequeña. Algunos de Carlos Ruiz Zafón, Zambra, las memorias de Neruda, varios títulos de Federico Moccia…y más.
Pero, ¿para qué irme? Eso lo he pensado, también.
Tan entrete que está la cosa.
Los enemigos en la última primaria deben quererse y apostar que será hermoso. Están levantando las voz los que opinan que las vacunas no sirven y estamos subyugados y todo es falso (Miguel Bosé es uno de los paladines a nivel Ibérico), pero disminuyen los casos con el efecto manada de las vacunas, siguen los pugilatos en twitter y en redes por los temas menos importantes pero…hay que debatir pos, ¡¡sacarnos los ojos por imponer nuestra opinión!!
No me quiero ir, ni siquiera a Marte donde dicen que podremos continuar la especie, donde alguno de estos millonarios hará una colonia. Estoy en la flor de la life y quizás tiremos pa’arriba, sonreiremos más y no andaremos bocinéandonos en ese tacazo a San Esteban donde los privilegiados se van por la izquierda, y las personas leerán más invirtiendo sus bonos económicos en libros (ironía por cierto).
Pero no quiero ser millonario, tampoco.
Mucha plata son muchos problemas. Imaginen el divorcio de Bezos, ¡un ojo de la cara! (Quizás por eso quieren ir a buscar vida más lejitos.)
Se me olvidaba: sufro de vértigo. No podré ir a la luna o a Júpiter. Exclúyanme, denle mi cupo al universo infinito a otro.
Yo me quedo aquí, se puso guena la cosa, además.