Joel 2, 12-18; 2 Corintios 5, 20-6,2 ; Mateo 6, 1-6.16-18
Por: El Peregrino
Las Lecturas de este importante día con que la Iglesia da inicio a la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, nos llama a la conversión, al arrepentimiento y a la humildad … todas cosas que hay que tener en cuenta en este tiempo especial que llamamos Cuaresma, durante el cual debemos prepararnos para la conmemoración de la Pasión y Muerte del Señor y la celebración de su Resurrección triunfante el Domingo de Pascua.
Conversión, arrepentimiento y humildad van entrelazadas entre sí para darnos un verdadero espíritu cuaresmal. Por eso comenzamos hoy la Cuaresma en penitencia: hoy es día obligatorio de ayuno y abstinencia para todos los Católicos. Hoy es día de Imposición de la Ceniza, ritual por el que -en humildad- reconocemos lo que somos (nada ante Dios) y lo que debemos hacer (arrepentirnos y regresar a Dios o acercarnos más a El).
Y ¿qué es la ceniza? ¿Qué significado tiene el ritual de imposición de la ceniza?
La Ceniza no es un rito mágico, ni de protección especial -como muchos podrían considerarlo. La ceniza simboliza a la vez el pecado y la fragilidad del hombre.
Somos tan poca cosa como ese poquito de ceniza, ese polvillo, que se vuela con un soplido de brisa, o que desaparece con tan sólo tocarlo. Eso somos ante Dios: muy poca cosa. Tan poca cosa, como es ese resto proveniente de ramos o palmas benditas quemados con anterioridad, que es la ceniza.
Y los hombres y mujeres de hoy necesitamos ¡tanto! darnos cuenta de nuestra realidad. Nos creemos tan grandes … y somos ¡tan pequeños! Nos creemos capaces de cualquier cosa … y somos ¡tan insuficientes! Nos creemos capaces de valernos sin Dios o a espaldas de El … y somos ¡tan dependientes de El!
Y ¿qué es convertirse? Nos lo explica la Primera Lectura del Profeta Joel: “Vuélvanse a Mi de todo corazón …… Vuélvanse al Señor Dios nuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en clemencia ” (Jl 2, 12-18).
Convertirse es volverse a Dios: regresar a Dios o acercarse más a El. ¿Cuánto tiempo toma convertirse? La conversión es un programa de toda la vida. Todos -sin excepción- necesitamos convertirnos: hasta el más santo puede todavía ser más santo aún.
Y la conversión debe ser verdadera, no aparente. Por eso nos dice Joel: “enluten su corazón, no sus vestidos”. Es decir: el cambio debe ser interior, en el corazón. En esto consiste el verdadero arrepentimiento de las faltas, pecados, vicios, etc. Cada uno, en el interior de su corazón sabe cuál es aquella falta que el Señor desea que deje. Y la Cuaresma es el tiempo propicio para ese arrepentimiento. Y el arrepentimiento es una gracia que el Señor nos concede si realmente lo deseamos.
Los ejercicios del ayuno, la limosna y la oración nos ayudan a disciplinar la sensualidad, la avaricia y la falta de humildad, especialmente en forma de autosuficiencia o independencia de Dios.
Estos ejercicios del ayuno, como respuesta a la sensualidad, de la limosna para atajar la avaricia, y de la oración para ayudarnos a crecer en humildad y dejar la autosuficiencia, quieren ayudarnos a desprendernos de esas inclinaciones y malos hábitos que impiden la acción de Dios en nosotros y que son obstáculos en nuestro camino hacia Él.