Por: Pedro Ávila, Sociólogo
Los hechos ocurridos en Río Blanco el pasado 25 de febrero, no solo generaron un fuerte daño medio ambiental, sino que han incrementado las dudas, inseguridades y resquemores de los miembros de la comunidad respecto a las consecuencias que pueden tener las faenas mineras, especialmente aquellos que tienen cercanía con el poco claro proyecto minero “Andina 224”.
En el corto plazo, ciudadanos y autoridades solicitarán que se tomen las medidas del caso, se apliquen sanciones y que se aclaren las responsabilidades. Pero esto no es suficiente. La debilidad de nuestra legislación en estos temas y las precarias facultades de fiscalización de los organismos competentes, sólo demuestra que nuestro país debe modernizar su sistema regulatorio de manera urgente.
Es trascendental que el Estado eleve los estándares de trabajo de las empresas mineras, ya que no son pocos los proyectos que afectan y preocupan a los ciudadanos, independiente de que sean privados o de CODELCO. En ese sentido, la proliferación de este tipo de proyectos debe ir de la mano con medidas que obliguen a las empresas a trabajar en conjunto con la comunidad, para que nadie tenga dudas sobre el cuidado de flora y fauna, los protocolos de seguridad, de conservación, mitigación y sobre las medidas que se adoptarán ante eventuales accidentes.
Con el alto nivel de exigencia que existe a nivel internacional para las distintas empresas, no es descabellado pensar que estamos en condiciones de exigir el cuidado irrestricto de nuestro medio ambiente y la incorporación de la comunidad, de manera activa y directa, en las etapas previas de instalación de un proyecto y durante la realización del mismo, de manera que la ciudadanía tenga un espacio formal y permanente para relacionarse con las empresas.
Hoy, es prioritario que CODELCO, como empresa del Estado, recupere la confianza de la ciudadanía y que más allá de lo ocurrido, seamos capaces de construir a largo plazo una forma de trabajar en conjunto, en donde los diferentes actores involucrados tengan toda la información relevante y sean escuchados en sus demandas, ya que no sólo es importante saber que sucedió y el cómo se evitará que vuelva a suceder, sino que es primordial construir confianza para el futuro, y eso sólo será logrado a través de la transparencia y la participación ciudadana.