Por: Luis González Reyes, presidente de CEPAD: Centro de Estudios Para Asuntos Docentes
El misterio es un hecho situación o circunstancia que por más que se intente, no se puede comprender, por consiguiente algo que no es explicable, en tal sentido el misterio es una degradación de la racionalidad, ello no significa que en antiguos cultos iniciáticos o en la esfera religiosa, el misterio ocupaba y ocupa un lugar relevante. Asimismo, en lo poético sirva de ejemplo la frase de Federico García Lorca, manuscrita al costado de algunos de sus curiosos dibujos, que expresaba “solo el misterio nos hace vivir”; pero en nuestra cotidianeidad y en las políticas públicas existen hechos y circunstancias marcadas por las penumbras de lo misterioso e inexplicable.
Primer misterio: El cambio –no menor en cuanto al porcentaje de alza- en el valor del peaje de Las Vegas, que afecta a los aconcagüinos y en lo particular a LLay LLay, si bien es cierto que la empresa concesionaria puede subir dicho peaje, lo verdaderamente inexplicable e incomprensible –y por consiguiente misterioso- es la razón dada para tal alza. Se ha publicado que el peaje de Las Vegas sube porque otro peaje ubicado fuera de la Región mantendrá su valor (que había subido); es decir, una compensación para la empresa, que para favorecer a unos perjudica a otros, en este caso, a los aconcagüinos.
El llamado en economía “Óptimo de Pareto” tiene como objetivo beneficiar a un grupo de la comunidad, sin que para ello, haya que perjudicar a otros.
Naturalmente, este hecho no es un ejemplo de óptimo paretiano, puesto que la empresa pretende subir o mantener sus ingresos sin que le signifique costo alguno y obedeciendo –en cierta medida- a las manifestaciones de protesta en el peaje de fuera de la Región.
Esta política de compensaciones, llamada eufemísticamente “mitigaciones”, significa que a cambio de autorizar para realizar determinada acción se obtiene un beneficio; hasta allí santo y bueno, porque todos los intercambios económicos están regidos, en cierta forma, por esa lógica, pero no cuando se trata de políticas públicas y, por tanto, de lo social.
Podría darse el caso que una empresa degrada el medio ambiente natural, poniendo en peligro la flora, fauna y vida humana en un determinado ambiente geográfico, pudiere ser que la autoridad –cualquiera que ella sea- acepta, solicita y obtiene por ello “una mitigación” que pudiera ser recursos para eventos artísticos, construcciones menores u otros. La mitigación entendida así, no solo es insociable, sino que inmoral, buscando obtener fines a través de medios corruptos.
Segundo misterio: El sábado 10 de los presentes se procedió al cambio de hora; observando tal medida desde un punto de vista positivo, pudiere significar un mayor aprovechamiento de horas de luz natural, lo que es misterioso e inexplicable en este caso, es que se varía el horario en pleno invierno aplicando para ello un horario de verano; frente a ello, mi hermano José habría dicho que la principal característica de los misterios es que todos son misteriosos.
Psiquiatras y neurólogos –en los diferentes medios de prensa- han indicado que las horas luz influyen en el comportamiento de las personas, especialmente niños y ancianos, pero obviamente el cambio horario no ha puesto en el centro de la preocupación a las personas.
Nuestro profesor de Geografía Matemática en el Pedagógico de la Universidad de Chile llegaba a sus clases portando una Esfera Armilar, para nuestra confusión, en ella se determinaban horizontes, trópicos de Cáncer y Capricornio y Ecuador Celeste, de la larga explicación se desprendía que el máximo arco de luz –para nuestra latitud- es entre el 21 y 24 de Diciembre, en tanto que, el máximo arco de sombra, el 23 de Junio.
Si existiera alguna ventaja de este cambio de hora veraniego en el invierno, es que ahora –visto con optimismo- se puede invernar en febrero (adquiera una buena parka), al mismo tiempo se podrá veranear en agosto y ello le permitirá hasta pasearse en traje de baño.
De otros misterios, que abundan, seguiremos tratando en otra oportunidad.