Por: Franco Contreras
La bonanza económica genera muchos beneficios para las comunidades que gozan de estos, pero también trae consigo externalidades negativas, especialmente si estas se dan en un contexto donde la cultura, artes y educación no tienen la importancia o el estimulo necesario en una sociedad competitiva, donde el éxito se mide en términos materiales y cada conversación gira en torno al poder adquisitivo.
En esta oportunidad me referiré al fenómeno de los motoqueros que practican la modalidad enduro en la provincia de Los Andes. En primer lugar, resulta inverosímil la cantidad de motociclistas que invaden constantemente espacios rurales, ecosistemas y comunidades. Creo que efectivamente asistieron a la escuela o la universidad, pero con el antiparra manchado de barro y el casco puesto, ya que de otra manera no se explica la acentuada ignorancia que rodea a estos individuos, engalanada de trajes que parecen una reencarnación de los Troopers de Star Wars, considerando que estos no son muy inteligentes y carecen de identidad, palitroques que nunca se acaban, ya que el lado oscuro de la fuerza sabe clonarlos, es mejor ser un Ewok. Piensan que pueden ir y venir por donde les plazca sin un ápice de respeto, aparentemente no saben leer, ya que frente a letreros que indican prohibido motocicletas o sitio de resguardo ecológico, hacen caso omiso y de todas maneras montan en su maquina y dan rienda suelta al salvajismo de sus actos en Laguna del Copín.
Los escucho hablar de deporte y observo sus barrigas posadas sobre el tanque de combustible, se verían mejor en una competencia de sumo que sobre una motocicleta. Este se ha convertido en el deporte donde las “calugas” están solo en los neumáticos, ya que el abdomen yace baja una faja de grasa sedentaria, ávida de cerveza, asado y papas fritas, dejando un legado aceitoso que no solo proviene de la lubricación de motores, sino también de la basura que dejan a su paso, ofreciendo combos al campesinado, pero sepan que solos nos asusta el hecho de que podrían ensuciar nuestras manos y ropa con aceite.
Los mas media han hecho lo suyo al incentivar el consumismo y en especifico con la apología al Dakar y sus participantes, una competencia mas estéril que el desierto que invadieron, sembrando en las mentes de niños y padres una imagen con la que puedan soñar, pero bastante lejos de sus alcance, aunque sientan que su poder adquisitivo o la tarjeta de crédito los acerque, los beneficios solo serán para las tiendas especializadas y marcas world wide.
En el caso especifico de Altos Campos de Ahumada, los ecosistemas de altura son en extremo delicados, que complementado con el “cambio climático” generara en el futuro una modificación en la distribución de la biodiversidad. Lo que hoy observamos como fenómeno de un clima en exceso cambiante tendrá efectos irreversibles. Si agregamos a lo anterior la inconsciencia de algunos, lo que visitaran nuestros hijos eventualmente en el futuro serán solo parajes erosionados.
Sabemos que hay motociclistas respetuosos consientes de los cuidados que necesita la naturaleza, pero sin la gran masa continua con su actitud, solo contribuirán a que la resistencia se consolide en un tono mas beligerante.
