Fruto de mesa de trabajo Río Blanco – Codelco Andina
Curso de 270 horas lectivas y 100 horas de práctica profesional permitió a un grupo de 14 vecinas de la localidad fortalecer sus herramientas para la empleabilidad y mirar el futuro con más opciones de desarrollo.
Durante más de tres meses, 14 mujeres de la localidad de Río Blanco dedicaron varias horas de su día a cumplir un sueño: obtener la certificación como asistentes ejecutivas. Cada jornada, apoyadas por sus familias, las estudiantes pusieron todo su esfuerzo y compromiso para sacar adelante una tarea que no fue fácil.
Daniela Ayala, de 19 años, fue una de las alumnas egresadas del proceso. Su meta era obtener herramientas para la empleabilidad, y así disponer de una fuente de ingreso para cumplir su gran sueño: estudiar diseño gráfico. «Mi meta es trabajar y estudiar. Este es un buen aporte para eso. Podré ayudar a mi familia y juntar plata para entrar a la universidad».
El curso consideró un total de 270 horas lectivas y 100 horas de práctica profesional. Fue dictado por profesionales del Instituto Profesional Libertadores de Los Andes (IPLA), en la propia localidad de Río Blanco, a fin de facilitar la asistencia de las alumnas. El programa es parte de los acuerdos logrados a través de la mesa de trabajo entre Codelco Andina y la comunidad del sector.
«Esto muestra el trabajo conjunto con la comunidad de Río Blanco y cómo las mujeres del Valle están tomando fuerza, aprovechando esta oportunidad. Esperamos ayudar a la empleabilidad de cada una de ellas, y que el curso les permita optar a mejores trabajos y mejor remunerados. El aporte nuestro fue un grano de arena, ellas fueron las que pusieron el esfuerzo para terminar este curso que fue bastante intenso», valoró Jorge Sanhueza, gerente de Sustentabilidad y Asuntos Externos de Andina.
VALIÓ LA PENA EL ESFUERZO
Mónica Toro, secretaria de la escuela de Río Blanco, cuenta que durante los más de tres meses que duraron las clases, en su casa casi no la veían. «Me iba temprano al trabajo y estaba hasta la noche en la escuela (donde se desarrollaron las clases)». El esfuerzo valió la pena. Su hija, Francisca Troncoso, asegura estar feliz de lo logrado por su madre. «Estoy orgullosa al cien por ciento».
La certificación consideró diversos ámbitos para fortalecer las competenciales laborales del grupo: administración, contabilidad, normativa laboral, gestión de recursos humanos y computación, entre otros puntos. «Es una gran oportunidad para surgir. Fue duro volver a estudiar, pero las notas fueron el reflejo de mi esfuerzo», comenta Mónica.
Nayader González, actualmente funcionaria municipal de Los Andes, casada y madre de dos hijos, confía en seguir creciendo. «Esto me ayudará a seguir con más experiencia y reforzar los conocimientos que ya tenía. No fue difícil compatibilizar el trabajo y la familia, ya que fue una meta que me propuse. Saqué un buen promedio y me siento orgullosa de mí misma. Codelco está apoyando cien por ciento a la comunidad».