Dra. Berta Henríquez, académica Facultad de Ciencia, U. San Sebastián
En un Chile donde hablar de equidad se ha vuelto cotidiano, pero donde la realidad nos muestra que la equidad de género no es efectiva, la ciencia no es la excepción. Si bien en la obtención de becas de doctorado las cifras entre hombres y mujeres son más cercanas (un 56% para hombres y un 44% para mujeres), en la adjudicación de proyectos FONDECYT Regulares la brecha es gigantesca: un 63% para hombres y un 22% para mujeres.
Esto nos indica que algo está pasando cuando las mujeres que decidimos hacer un doctorado comenzamos una carrera académica, ya que desistimos de mantenernos como investigadoras responsables de proyectos científicos. Nuestro aporte en la ciencia es innegable, porque somos científicas que tenemos ideas y enfoques que pueden aportar mucho al crecimiento de la sociedad en esta área.
Ser científica y madre no es una tarea fácil, pero las mujeres científicas tenemos claro que esto implica un esfuerzo adicional para cumplir con nuestro desarrollo profesional y estamos dispuestas a hacerlo. Pero para esto la sociedad tiene que estar preparada, debe hacer un ambiente laboral acorde e impulsar iniciativas que nos permita desarrollarnos plenamente y aportar de la mejor manera posible.
La sociedad chilena en todos sus ámbitos debe entender que la maternidad no tiene que ser una desventaja, lo que de a poco se vislumbra con científicas dirigiendo la Academia Chilena de Ciencias y el Consejo Superior de CONICYT. Esperamos que con su mirada aporten al crecimiento y así permitir que las niñas chilenas comiencen a soñar con descubrir una nueva estrella y con encontrar la cura al cáncer, y no desestimen en el camino que pueden llegar a cumplir sus sueños en nuestra sociedad, siendo científicas y madres.