Por Karin Willeke, Consultora de Sustentabilidad y Diversidad e Inclusión de BASF
A siete meses de la promulgación de la Ley de Inclusión para Personas con Discapacidad, que reserva el 1% de empleos para personas con discapacidad o asignatarias de pensión de invalidez de cualquier régimen previsional, en organismos públicos y empresas con 100 o más colaboradores, La Dirección del Trabajó informó que los dos últimos meses los contratos de trabajo de personas con discapacidad registraron un alza de 46,5%.
Estas cifras, sin duda, representan un gran avance, pero no me deja de llamar la atención que uno de los datos contenidos en el informe la Dirección del Trabajo revela que en nuestro país hay 4.277 hombres con discapacidad que tienen contrato laboral, mientras que en el caso de las mujeres el número se reduce a 2.240.
Al analizar estos números, y pese a los esfuerzos que se han materializado en Chile, haciendo de la inclusión un pilar estratégico de desarrollo, las mujeres que viven con alguna discapacidad en nuestro país, aún mantienen bajas tasas de inserción laboral. Lo anterior, es un antecedente más a una deuda histórica que tenemos como país: el balance de género en el mercado laboral.
El aporte de las mujeres en el mundo laboral permite a las empresas obtener una visión más rica, compleja e innovadora. Nuestro liderazgo es complementario al de los hombres, por lo mismo, como empresas debemos comprometernos en educar a nuestros públicos internos y externos sobre la importancia del balance de género de mujeres con discapacidad y ayudarlos a conocer la realidad que viven, promoviendo su inserción en el mundo laboral.
Dentro de este contexto, en BASF nos hemos planteado el gran desafío de contribuir, a través de la educación, a hacer de la inclusión de personas con discapacidad parte de nuestra cotidianeidad, porque creemos firmemente en un entorno donde las capacidades y talentos de las personas sean el único diferencial importante y no su condición. En un ambiente corporativo donde la discapacidad, en sus distintos tipos y grados, no sean impedimento para la realización profesional.
La inclusión nos brinda a las empresas del siglo XXI una gran oportunidad para potenciar los equipos de trabajo, captar al mejor talento y crear una fuerza laboral comprometida, siendo finalmente una oportunidad para éstas. Por eso, el llamado es a no detenerse y seguir trabajando para que la diversidad y la inclusión sean parte del día a día de las empresas en nuestro país.