Desde que se iniciaron, la Municipalidad de Los Andes, decidió colaborar con las cocinas solidarias en acuerdo con el Concejo Municipal, en el marco del Plan de Ayuda Social que se ejecuta a raíz de la pandemia.
Un plan directo de ayuda social desarrolla el municipio de Los Andes, para el apoyo de vecinos y vecinas que están afectados con la crisis social, consecuencia de la pandemia. El plan de acción, aprobado por el Concejo Municipal, incluyó la colaboración a todas las cocinas solidarias que funcionan en distintos sectores de la comuna.
Es por ello, que a diario se despliegan equipos municipales hacia estos sectores para apoya la realización de los almuerzos que entregan gratuitamente a cada uno de estos barrios: poblaciones Bicentenario, Ambrosio O´Higgins y Cristo Redentor, villas Portal Nevado, Alto Aconcagua, San Alberto, Los Copihues y María Paula.
“Sabemos de la necesidad y del surgimiento espontáneo de estas cocinas solidarias u ollas comunes por parte de dirigentes sociales, de organizaciones y/o grupos de amigos. Definimos la ayuda directa desde un comienzo para su implementación y funcionamiento; gas, carne e insumos que no recolectan con las donaciones”, comentó el alcalde Manuel Rivera.
“CORAZÓN LLENITO”
Si bien son de distintos sectores, distintas caras y personas la motivación de las voluntarias y voluntarios de las cocinas solidarias es una: ayudar al prójimo. Janett Araya, es voluntaria en la población Cristo Redentor, que funciona tres días a la semana. “Somos un grupo de amigas, de vecinas que vio que la cosa estaba mal y que había vecinos que necesitaban ayuda; primero hicimos pan y le dimos a las familias, después nos conseguimos cajas. Empezamos con 60 almuerzos y cada día se suman más”.
Para Gloria Maulén, vecina de Alto Aconcagua y voluntaria, el principal motor es el cariño hacia los vecinos que la vieron crecer. “Me conocen desde pequeña, quiero entregarles el respeto. No me podía quedar en casa sabiendo que necesitan. La tranquilidad que siempre tenemos es que ellos comieron, no hay cansancio y angustia”.
En la villa San Alberto, están entregando almuerzos hace más de un mes, Fabiola Meneses, voluntaria nos cuenta que el cariño hacia sus vecinos que la están pasando mal, la motivó a coordinar entre amigos la realización de los almuerzos. “Nos sirve para distraernos, nos entretiene, me gusta lo que hacemos. Además, les damos onces a los niños y niñas. Tenemos el corazón llenito”.