Negando a Chile y a sus símbolos

Negando a Chile y a sus símbolos

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Eugenio Astillo Leal

Para darle un sentido de pertenencia más íntima y de pertenencia a un ente querido, es ya normal que personas, agrupaciones de personas, instituciones, naciones, países y/o grupos de países, creen símbolos representativos que los distingan y los representen ante la opinión pública en forma inequívoca y permanente, siendo de estos, los más tradicionales y respetados, especialmente en el caso de los países, sus Escudos y sus Banderas, representadas en orgullosos emblemas que lo identifican totalmente.

En nuestro caso, la República de Chile, una vez regularizada su Independencia de la Madre Patria, consensuó, adoptó, y divulgó en todas las esferas nacionales e internacionales cuales eran sus símbolos definitivos que representaban a los ciudadanos nacidos, nacionalizados y asilados a nuestra república, consolidando así su escudo y su bandera nacional.

Cuando llegaron los conquistadores a los terrenos que hoy ocupa el país llamado Chile, se encontraron en él a varios pueblos aborígenes, los que fueron dominados de diferentes formas, labor que terminaron los chilenos con la pacificación de la Araucanía (1860 – 1883), fecha desde la cual, todos los que quedamos viviendo en este nuevo país, ganadores y vencidos, reforzamos y reafirmamos el nombre de “chilenos”, y aceptamos respetar nuestros símbolos patrios únicos que nos representan.

He hecho estas reflexiones generales sobre el valor de los símbolos patrios de Chile, y la amplitud de conceptos que ellos representan para los habitantes de nuestro territorio, después de llevarme la ingrata sorpresa en las noticias de TVN, en donde se mostraba a un grupo de personas que dijeron ser de otra nación; Mapuches, pero que viven en tierras chilenas, quemar nuestro emblema nacional, junto con proferir en su acción, epítetos soeces sobre lo que ella representa, y todo esto lo dijeron dentro de los límites de nuestro país. Pero no toda esta indignación termina en estas insolencias, si no que siguieron con el pobre y triste espectáculo, que hace un mes están dando algunos miembros que se dicen también aborígenes de estas tierras, y que fueron invitados a participar a la Comisión Constituyente, y no responden con respeto ni a los símbolos, ni a los intereses, ni a las evoluciones humanísticas y tecnológicas que han tenidos los nuevos habitantes de estas tierras, ahora chilenas ,con más de doscientos años de independencia, y quieren seguir siendo como ellos eran, hace más de 200 años, cuando se consolidó nuestro país unitario.

Por eso, como chileno, hijo de emigrantes y amante de este este hermoso Chile, me siento defraudado por el camino que algunos políticos y representantes de los pueblos aborigen han planteado en esta Comisión, en la cual pretenden cambiar no solo la Constitución de Chile, sino que, también sus símbolos, tradiciones y su historia. En otras palabras, estos pueblos aborígenes que se niegan a ser llamados chileno, pretenden ser dueños del futuro de nuestros compatriotas, tratando de aplicar sus costumbres y estilo a quienes les hemos dado ya muchas veces, nuestras manos sincera y respetuosa como símbolo de cariño e integración unitaria.

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