Por: José Ramón Toro Poblete, profesor
Pensando en la fiesta de Navidad, ¡Perdón! en la angustia de las personas por comprar ante la presión de las grandes cadenas comerciales y de la propaganda iniciada el mes pasado y, agrego la información del Banco Central ante la tasa de morosidad de los “consumidores” que ellos llaman clientes o deudores en morosidad, les quiero comentar de una realidad desconocida cual es el del consumo ético o la eticidad del consumo en este país que, es uno de los más inequitativos del mundo.
El consumo debiera apuntar a que la persona busque una vida buena, tratando de satisfacer las necesidades vitales como alimentación, vivienda, vestuario, recreación, evitando una falsa felicidad que nos ofrece el consumo del mercado. Es decir, elegir certeramente por una calidad de vida y no por una cantidad de productos que, con el tiempo (deudas) ahoga nuestra vida.
Ahora bien. Bien debiéramos saber que todas nuestras acciones están sujetas a evaluación moral y, en este mismo ámbito está el Consumo como una de nuestras actividades que nos relacionan con el resto de la sociedad. Escribo esto porque la publicidad y los medios nos manipulan, despertando falsas necesidades con satisfactores muy atractivos (incluso algunas personas dicen irreflexivamente que el “precio es conveniente”). Esta publicidad influye fuertemente en los niños y adolescentes, generando en ellos (desde pequeños) el hipersonsumo (el deseo o compra por reflejo: lo ve y lo quiere)
Pues bien, hace varios gobiernos he venido escuchando que la Educación debe ser “de Calidad” y, ningún gobierno ha puesto la mirada en las formas y contenidos de la publicidad que no educa a los pequeños para tener una actitud ética mesurada y responsable ante el Consumo que, me parece, es otra forma o modo de esclavizar a la persona. Ponga atención cómo, qué y cuáles avisos comerciales alteran y afectan al pequeño. ¡Ponga atención! Un signo claro de ello, es que los pequeños, hoy por hoy, son exigentes y quieren un producto de una determinada marca…
Es comprensible que, desde el punto de vista económico, se pueda sostener que el consumo es necesario para “mantener en marcha” el sistema económico. Es así que la mayor parte de un sueldo se dedica al consumo, y que la mayor parte de la producción final de bienes y servicios está materializada en bienes destinados a ese fin, mantener un consumo elevado es necesario para que la producción y el empleo no se reduzcan y, con ello la cesantía se mantenga controlada. (Extraño círculo vicioso). Por tanto, en una economía dinámica las familias tienen un incentivo a consumir, porque de este modo satisfacen sus necesidades y elevan sus comodidades y/o cantidad de bienes materiales y, mantienen una economía con menos desempleo, etc….
Oh! Perdón, no quería escribir sobre esto…, quería escribir sobre la figura del “Viejito Pascuero”… y, la verdad es que de pronto se me perdió de vista…. Me da un poco de rubor escribirle que, sin pensar, “el viejito”, corrió a uno de los locales comerciales para “cumplir con los pedidos” porque estaban en liquidación…. Y, ¡con precios muy convenientes!
Lo único que sé es que, de ese “Viejto Pascuero”, no le hablaré a mis nietos…, ni le diré que le escriban mensajes o wathsapp… porque éste, está contratado y trabaja para el Retail y no con los “duendecitos”.
Que sea feliz