Nicole Augsburger Académica Escuela de Terapia Ocupacional Universidad de
Las Américas, sede Viña del Mar.
Cada semestre al iniciar la asignatura de gerontología realizamos un experimento con los estudiantes, dónde a través de una aplicación, deben poner la primera palabra que se les venga a la mente con relación al envejecimiento. Dolores, deterioro, cansancio y enfermedades son palabras que tienden a repetirse en dicho ejercicio.
Lo anterior, proviene desde una connotación negativa que existe hacia las personas mayores, donde la sociedad ha generado una serie de pensamiento en torno a la temática, lo cual ha sido nominado como “viejismo”.
Chile, es uno de los países que se encuentra en una etapa avanzada y acelerada de envejecimiento poblacional, lo cual ha favorecido la creación de programas y leyes. En este contexto nace el programa de “Buen Trato al Adulto Mayor” a modo de promover instancias de información, sensibilización y articulación de espacios en torno a la mirada hacia las personas mayores.
Si bien suena extraño el hecho de que se deban crear las instancias para que no se maltrate a estas personas, se ha hecho sumamente necesario, a modo de conversar y desmitificar aspectos creados en torno al envejecimiento, y a la comprensión de ¿qué es el maltrato? El no dejar que la persona mayor escoja su propia ropa durante las mañanas, el sobreprotegerlos, el infantilizarlos con cánticos, dibujos, palabras, haciéndolos ver como sujetos de beneficencia y no como sujetos con derechos, es maltrato.
Entonces se hace sumamente relevante que como sociedad nos cuestionemos que es lo que cada uno de nosotros espera para su vejez, pues el cómo vivimos, es cómo envejeceremos. Bajo la comprensión de lo anterior, es que la invitación es dar una mirada desde un enfoque de validación en torno a lo vivido, a la experiencia, sueños y anhelos de las personas mayores, pues el buen trato, no es un favor, es un derecho y labor de cada uno de nosotros.