Nuestros pequeños gigantes !!

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José Ramón Toro Poblete

La verdad, es un poco difícil discernir, a nivel macro social, si los niños están en clases o si los niños, en casa, nos dan clases, sobretodo, de comportamiento ético.

Sabemos que la Ética; con sus acuerdos y normas, permite a la persona resolver complejas realidades relacionadas con la felicidad, la convivencia y superación de conflictos que se presentan, con una multiplicidad increíble en su actividad social, sean estos asuntos de ejercicio del poder, el cuidado de los más débiles (vulnerables), asuntos de propiedad, el valor de la vida y su sentido, el valor y acceso a la justicia, la vida (aborto, eutanasia, distanacia), el respeto a la dignidad, el cuidado del medio ambiente, la responsabilidad social en tiempos de cuarentena y, muchos más….

En este gran concierto de desconciertos de los adultos, los pequeños van formando y fortaleciendo su juico moral y ético.

Si comienzo por casa será la obediencia y acatamiento a las normas de sus padres o tutores, después serán las normas acordadas en la escuela para llegar en su adultez a la obediencia de las normas y leyes éticas más universales, orientadas al bien común. HOY, por ejemplo para ellos, está el imperioso ¡QUÉDATE EN CASA! que les priva de muchas, muchísimas cosas….., piense en ellas y verá lo fuertes que son…, deje que le enseñen para enseñar.

Al Quédate en casa, habrá que agregar, como parte de los hábitos alcanzados en su educación familiar, el “Lavado de Manos”. Y, ¡Vaya cuán exigentes son pues, terminan ellos, exigiendo que el adulto lo haga!

Tal vez, nosotros, los adultos no hemos considerado que, en éste ámbito, los “Pequeños Gigantes” tienen muy claro lo que es el bien (en tanto cuanto “no están maleados”) pero, sobretodo, en su inocencia; tienen más claro lo que significa ser bueno. Ellos son buenos por excelencia y, tal vez se podría aplicar la siguiente frase: no saben lo que hacen, hacen lo que saben…., y saben de actos llenos de bondad.

Y, aquí está la gran enseñanza que nos dan. (no tenemos el tiempo para pensar en ello…, tal vez) pues, en el quehacer diario, aprenden a controlar sus impulsos gracias a sus padres que le educan. A los pocos años, aprenden a deliberar (preguntan y se revelan-desobedecen), luego a tomarán decisiones y usarán su inteligencia y voluntad para mantener esa decisión.

Volviendo a la realidad. Si el niño, aprendió que es bueno para su salud y vida el “lavarse las manos, si los padres le enseñaron cómo hacerlo, sin lugar a dudas lo hará porque detrás de ello, hubo dos realidades concretas (posiblemente) cuales son la disciplina que invita a aprender, desarrolla buenos hábitos y, establece claros límites a sus acciones y, por otro lado, la caricia o ternura tan necesarias en el crecimiento y desarrollo personal.

Y, sin darnos cuenta, en el niño aparecerá el sentido de responsabilidad. En este complicado tiempo, se sentirá responsable de la salud de sus abuelos, de la salud de la familia y de la propia haciéndolo con una disposición y voluntad increíble y, obviamente, reaccionará, o desconcertado o, de un modo crítico si un adulto no hace lo que a él le obligan hacer. Con esto se irá desarrollando el sentido del deber tan precioso (de gran valor) en el niño donde, el adulto deberá estar muy atento, para que no solo haga las cosas que le guste sino, también aquellas que son útiles y necesarias para el bienestar propio y el de todos en casa. (Hacer sus tareas, el orden de sus cosas). Caso contrario, en un futuro próximo, será un adolescente y adulto que solo hará lo que le dé la gana.

Este tiempo de pandemia, también es tiempo para dejarnos enseñar por los Pequeños Gigantes y sus virtudes.

Que sea feliz

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