Por: Jorge Leal, Country Manager de Solek
La industria energética en Chile está experimentando una evolución muy profunda, en la que inciden factores como la diversificación de las fuentes de energía y una demanda creciente por parte de distintos sectores. Este escenario obliga a una actualización de la actual normativa, y muy puntualmente a la Ley de Distribución Eléctrica.
Este cambio necesario, y por el cual el Ministerio de Energía ha estado desarrollando un proyecto de ley, obedece a que el consumidor de electricidad en Chile no es el mismo que hace décadas, ya que hoy está en condiciones de interactuar con la red de muchas formas, y no solamente ser un receptor de energía por parte de una sola compañía distribuidora.
Un factor decisivo para este impulso proviene desde las fuentes de energías renovables, y el ejemplo más destacado lo puede dar la energía solar, cuyos niveles de participación en la matriz han sido históricos, alcanzando por sí sola el 10% del total de potencia instalada del sistema.
Junto con aportar a una matriz energética más limpia y con menos fuentes contaminantes, la energía solar también puede estar presente en proyectos de autogeneración, lo que fomenta decisivamente la libre competencia, y entrega mayor poder de decisión al consumidor, respecto de qué tipo de fuente utilizar en determinados momentos.
De esta forma, cada hogar en Chile podría escoger libremente la alternancia entre su fuente de autogeneración o la red de distribución, dependiendo de la necesidad particular.
Este sistema es absolutamente viable, y podría operar con la misma flexibilidad que posee el “Multicarrier” telefónico, en el que no es necesario depender de una sola compañía abastecedora para acceder al servicio.