Por: Patricio Valdés, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Central
El día lunes 10 del presente, ante la Comisión Mixta de Presupuesto, el Ministro de Hacienda volvió a corrigió a la baja la proyección de crecimiento económico. Ante dicha Comisión manifestó que el Producto Interno Bruto se expandirá en 1,75%, es decir 0,25% menos que la anterior reducción. A nuestro juicio el crecimiento será cercano al 1,5%.
La Cepal aventura para Chile un crecimiento económico entorno a 1,6%, siendo una de las economías de menor desempeño de América Latina, superando a Venezuela (crisis económica y política), Brasil (crisis de corrupción que ha provocado el alejamiento de la inversión), Argentina (en proceso de transición político económico), Ecuador y Uruguay.
Por un lado encontramos un delicado contexto global, en que el comercio internacional ha sido afectado por una menor disminución del consumo y de la producción, provocado por un escaso crecimiento de las economías desarrolladas, volatilidad de los mercados financieros, constantes correcciones de Políticas Monetarias, exiguo valor de los comodities y ahora último el Brexit.
En Chile se mide un aumento constante del desempleo, principalmente impulsado por la cesantía en el sector minero, repercutiendo en el consumo de las familias y en una contracción de la producción, es decir, en una disminución de la demanda interna.
Diversos especialistas suman a lo anterior los efectos negativos que las reformas han provocado en el sector empresarial. Por un lado la Reforma Tributaria ha permitido al Estado obtener una importante fuente de financiamiento, provocado por el aumento de las tasas impositivas, repercutiendo en el sector privado como una disminución de capital capaz de ser reinvertido, lo que ha afectado el desempleo.
A más de lo anterior señalan que la Reforma Laboral ha llegado a cimentar la desconfianza del sector empresarial con La Moneda, ya que por un lado se les solicita contribuir a mejorar la economía, por otro son golpeados con estas nuevas reglas del juego, lo que en definitiva crea un incentivo negativo a la inversión.
Otras voces se alzan contra del proceso constituyente, ya que un proceso que reconfigure las reglas básicas de la convivencia que puedan afectar los actuales derechos garantizados, con escaso margen de participación ciudadana, sin que nadie pueda aventurar en que puerto acabará todo esto, ha terminado de espantar la inversión extranjera y local. A ojos expertos resulta ilusorio la celebración de Encuentros Locales y Cabildos, ya que ninguno de ellos será vinculante, y sin que la nueva constitución alcance a entrar en vigencia con el actual gobierno, por lo que era perfectamente evitable entrar a dicho proceso.
Ante el escenario económico interno y local, y ante las reformas aplicadas y aquellas anunciadas pareciera que el Ministro Valdés tiene la más difícil misión dentro del gobierno, hacer congraciar el programa de Bachelet con la recuperación el desarrollo económico, sin que quepan dudas que el primero es parte importante de las constantes reducciones a la baja del PIB.