Por: Francisco Orrego, Abogado, Ex Subsecretario gobierno de Sebastián Piñera Precandidato a diputado por Quinta Interior
Durante los últimos días varias autoridades y figuras políticas han fijado su posición frente a los estudios que lleva adelante el subsecretario de Desarrollo Regional, Ricardo Cifuentes, para determinar la viabilidad de crear la Región de Aconcagua.
Más allá de la legítima discusión sobre si es conveniente transformarnos en una nueva región, creo importante clarificar que ésta solo tendría sentido si ello se traduce en más seguridad, mejores hospitales y beneficios directos a las familias. De lo contrario, poco sentido tiene salvo para los demagogos y populistas.
No debemos olvidar que la creación de una nueva región genera necesariamente más burocracia y más empleos para operadores políticos, ahondando la desconfianza que nuestros vecinos tienen hacia las instituciones y la política. Más importante parece ser, entonces, avanzar en la descentralización no sólo de funciones, sino que también de carácter presupuestario y tributario, fortaleciendo de paso a los municipios para abordar y solucionar los problemas reales de los vecinos, como son la delincuencia, la salud, las drogas, entre otras.
Entiendo que el Gobierno hizo una licitación para encargar un estudio, que luego le quitó la asesoría al consultor y que hoy el informe lo hace la propia Subdere bajo presión para sacar provecho electoral en un tema sensible para los aconcagüinos, dejando al descubierto la mala gestión y desidia del Gobierno en esta materia, como ha sido la tónica durante su mandato. Me indigna que se juegue con la ilusión de los aconcagüinos con fines electorales.
Quiero ser claro. No estoy en contra de hacer una región de Aconcagua, estoy en contra de hacer las cosas mal y de manera improvisada, porque corresponderá al próximo Gobierno hacer los estudios en forma seria y responsable, si es que este Gobierno deja algo de plata.