Las rogativas comenzaron en el cerro Mercacha con el profesor Lautaro Condell y la cofradía de bailes chinos adoratorios Cerro Mercachas pidiendo por la protección de los glaciares, en el cerro Patahual con la comunidad Mapuche Futa Repu y la municipalidad callelarguina, las comunidades Mapuches de Santa Maria y la comunidad escolar.
El solsticio, del latín solstitium, suma del sol y statum significa literalmente que el sol está quieto. Su aparente detención, da inicio al solsticio de invierno o de verano, marcando el inicio de un nuevo ciclo cósmico. Las grandes civilizaciones que comprendían los movimientos astronómicos fueron capaces de calendarizar este movimiento solar, a través de la observación del entorno.
Huacay Cusqui Quilla, como lo denominaban los incas en el Tiwantinsuyo, era la adoración al sol. En el mes del solsticio -junio- se comenzaba con el descanso y aberturas en el suelo, estas hendiduras las podemos apreciar en nuestro entorno local, en los surcos del valle, vistos desde los cerros islas Patahual –Calle Larga-, Paidahuén –San Esteban-, El Zaino –Santa María, entre otros, los que poseen en sus piedras labradas, enigmáticos círculos concéntricos, antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos, en definitiva el conocimiento de los ancestros andinos.
En este pasado mes de junio, término que adopta el hemisferio norte, cuya etimología apunta a tres orígenes: en honor a Junio Bruto –fundador de la República romana-; fue tomado de la diosa Juno –diosa del matrimonio y reina de los dioses-; llamado en alusión a la juventud, hemos celebrado las ceremonias de nuestros pueblos, profundamente enraizados en este valle.
Las rogativas comenzaron en el cerro Mercacha con el profesor Lautaro Condell y la cofradía de bailes chinos adoratorios Cerro Mercachas pidiendo por la protección de los glaciares, en el cerro Patahual con la comunidad Mapuche Futa Repu y la municipalidad callelarguina, las comunidades Mapuches de Santa Maria y la comunidad escolar, en donde profesores comprometidos con la educación han ido inculcando el aprecio y respeto a la diversidad de las tradiciones como son las diferentes celebraciones de este nuevo ciclo, conocida por el pueblo mapuche como We Tripantu, por los aimaras Machac Mara, por los incas el Inti Raymi.
Es una ceremonia que aún se celebra en todo el mundo y que es el inicio de un ciclo, ya que el sol aparece en sus lados más extremos en el horizonte, debido a la inclinación axial de la Tierra. En nuestro hemisferio lo vemos aparecer en el noreste, por tanto la trayectoria del sol es más corta, lo que hace que nuestros días tengan una duración menor de luz solar, pero para los pueblos ancestrales esa ceremonia está cargada de simbolismos que intrínsecamente busca un renacimiento.
El renacer del respeto, valor que no conocieron los conquistadores, pues saquearon y destruyeron la más bella ornamentación y divinos símbolos de los pueblos al convertirlos en meros lingotes metalizados de muerte. El respeto a la diversidad riquísima de cada etnia, credo o cosmovisión conforma a los pueblos bellos y tolerantes. Esta diversidad que vemos en el cielo con diferentes objetos celestes, urden el bello paisaje nocturno, la Pakarina como le llamaban los inkas.
Vemos con desazón, al subir a los cerros mensajeros, palpar nuevamente esa falta de respeto al ver los petroglifos manchados con spray, estropeados por los visitantes que destruyen nuestro patrimonio que escasamente se protege. Al comienzo de este ciclo solar debemos estimular a nuestra comunidad a conocer, informarse, disfrutar, proteger las costumbres más arraigadas que puede tener un pueblo, esa costumbre que llenan de simbolismos nuestras vidas que nos hacen recordar o reencontrarse con el uno, con su yo interno, que nos hacen meditar y reflexionar en que el respeto por la diversidad es lo que nos hará vivir en armonía.