Por: Joanna Rudman P., Master en Ciencias de la Nutrición,
Académica de Nutrición y Dietética de la U. San Sebastián
Hace algunos días el programa Elige Vivir Sano presentó la llamada “Radiografía de la obesidad Infantil”. Esta foto muestra que en 12 años la obesidad en los menores de 6 años, controlados en el Sistema de Salud Público, aumentó un 66,3%, concentrándose las mayores tasas en 7 regiones del país: Maule, Bio Bio, La Araucanía, Los Ríos, Los lagos, Aysén y Magallanes.
Está claro que los niños son el futuro social, intelectual y económico de un país, y quienes dirigirán el progreso o retroceso de éste. Con esta realidad, cabe señalar que si en el Chile de los 70´ se estaba hipotecando el futuro por los altos índices de desnutrición y la mortalidad temprana, el panorama del 2020 no es muy alentador.
Otro dato expuesto en este estudio y que entrega luces de esta crisis es que, en 21 años (1997-2018) la obesidad en estudiantes de 1° básico se duplicó, alcanzando un 24%, mientras que el porcentaje de peso normal cayó a un 10,6%. Tendencia similar se observa en estudiantes de 1° medio, donde la obesidad aumentó un 68,9% entre 2009 y 2018.
Esta radiografía también da cuenta de que la malnutrición por exceso es mayor en mujeres que en hombres y, geográficamente, más frecuente en sectores rurales que en zonas urbanas. El nivel socioeconómico sigue guardando relación con el estado nutricional, encontrándose un menor porcentaje de obesos en los quintiles de mayor ingreso.
Respecto al tipo de alimentos, en todas las franjas etarias (de 2 a 18 años) se observa un consumo diario insuficiente de frutas, verduras, pescados/mariscos y leguminosas, no cumpliendo las recomendaciones de las guías alimentarias para la población chilena. Por el contrario, la comida chatarra, los jugos azucarados y los dulces han tomado protagonismo en la alimentación de nuestros niños entre 2 a 12 años.
Antiguamente las enfermedades crónicas eran, básicamente, prevalentes en edades adultas. Hoy día la obesidad infantil está llevando a tener niños con hipertensión arterial, hipercolesterolemia, resistencia a la insulina y Diabetes Mellitus 2 con mayor frecuencia ¿Cuánto falta para que se vean infartos agudos de miocardio en adolescentes?
Si no atacamos el problema ahora, nuestro futuro no es prometedor, especialmente porque estos niños son los que concebirán a nuevas generaciones que presentarán marcas genéticas, condiciones ambientales y factores de riesgo que pondrán en juego su vida y el futuro de la sociedad completa. Debemos actuar y parece que es ya.