En eucaristía efectuada el domingo en la Catedral
La orden del diaconado permanente recibieron doce laicos de diversas parroquias y comunidades de parte del obispo Cristián Contreras Molina, durante la celebración eucarística que se efectuó la tarde del domingo en la Catedral de San Felipe, siendo uno de los momentos más significativos y alegres del último tiempo para la Diócesis de San Felipe de Aconcagua.
Los nuevos consagrados con este ministerio son Francisco Javier Aravena Ahumada, José Arturo Barraza Guajardo, Miguel Aníbal Cádiz Fuentes, José Emilio Carrillo Soto, Juan Gilberto Gómez Quijada, José Alfonso Lazcano Muñoz, Patricio Arturo Miranda Olea, José Fermín Moncada Figueroa, Juan Carlos Rojas Baeza, Fidel del Carmen Salgado Ibarra, Manuel Edmundo Vallejo Neiss y Carlos Areli Vergara Vera.
En tan importante día estuvieron acompañados de sacerdotes, diáconos, sus esposas, hijos, familiares, amigos y agentes pastorales provenientes de diferentes comunidades parroquiales que repletaron la Catedral, quienes entregaron su afecto y cariño a los nuevos diáconos de la iglesia católica diocesana.
“EL SERVICIO COMO CARACTERÍSTICA FUNDAMENTAL”
Durante su homilía, el obispo Contreras expresó que en el día en que Jesús se revela como el Mesías, el Hijo de Dios esperado por los siglos, la iglesia diocesana se regocijaba al experimentar su presencia en la celebración eucarística.
“Definir al diácono como ‘sacramento de Cristo pobre’ indica el servicio como característica fundamental de su ministerio. La diaconía de la caridad es una gracia de Dios para su Iglesia. No se trata de una realidad meramente asistencial, ya que la asistencia es apenas un aspecto social de un hecho sacramental. Es necesaria la presencia del Espíritu para que la persona reconozca a Cristo escondido y revelado en el rostro del pobre, del indigente, del necesitado, de aquel que no significa nada delante del mundo. Solamente en el Espíritu es posible, de hecho, reconocer al Señor y eso vale tanto para Jesús escondido en el necesitado y revelado en la pobreza de su humanidad”.
ORDENACIÓN
A continuación, los nuevos diáconos permanentes manifestaron su aceptación a este ministerio, sus funciones y servicios. Enseguida se postraron mientras se entonaban las letanías y posteriormente el obispo impuso sus manos sobre cada uno de ellos para transmitir el Espíritu Santo, luego de lo cual sus esposas les impusieron la estola diaconal, se les entregó el Evangelio y el pastor les dio la paz.
GRACIAS A DIOS
Al concluir esta emotiva celebración y a nombre los nuevos diáconos, se dirigió a los presentes José Moncada Figueroa, proveniente de la Parroquia Santa Ana de Longotona, ocasión en que dio gracias a Dios por el llamado, al obispo por ordenarlos diáconos para la Iglesia de Aconcagua, a sus familias por el especial apoyo y a todos por las oraciones para dar este paso de servicio.
