Por Eugenio Astudillo Leal, Contador
Hace cuarenta y seis años que egresamos de un gran Liceo. Hace más de cincuenta años que nos conocimos en las aulas de las entonces enseñanzas de Humanidades. Hace treinta y seis años que nos reunimos ininterrumpidamente el primer sábado de Septiembre; salvo esta ocasión, que es el segundo. Fuimos los últimos que terminamos como educación secundaria en el país, ante de la reforma de la Enseñanza Media del Presidente Frei padre y su Ministro de Educación Máximo Pacheco; también padre del actual, Las especializaciones de ese último año de colegio eran, Sexto Matemáticos, Sexto de Letras, y Sexto Biológico, Y como dato; en los últimos años de estudios se nos enseñaban ramos como; Filosofía, Educación Cívica, Economía Política, aparte de otros tradicionales. ¡Cómo no estar agradecidos de haber sido alumno de ese gran Liceo Maximiliano Salas Marchant, de Los Andes!
Nosotros egresamos el año 1970 del establecimiento. Muchos casi a la fuerza, porque no se podía quedar repitiendo por la reforma educacional que nos seguía. El último año de estudio se nos dio el privilegio de estar en un sector especial del establecimiento, porque ya éramos viejos para los otros alumnos, con otras costumbres, y en otro método, la nueva generación de enseñanza media. Y así, de a poco, por todas estas circunstancias, fuimos formando lenta pero eternamente, este gran grupo que es hoy la “Promoción año 1970 del Liceo Max. Salas Marchant” denominado hace año atrás, don Luis Riveros Sánchez, en homenaje a este gran profesor y ex Inspector General del Liceo, que hasta hoy nos acompaña en nuestras cenas anuales.
Éramos poco más de 100 alumnos en lista cuando nos licenciaron el año 1970, en el Cine – Teatro de Los Andes, ubicado en calle O’Higgins, al lado del edificio Cordillera 1. Hoy 10 de ellos ya han partido al más allá. En época escolar nos tocó vivir; como alumnos, el terremoto del 28 de Marzo del año 1965, con epicentro en La Ligua, que destruyó; entre otros, el antiguo edificio de adobes del otrora “Liceo de Hombres de Los Andes”. Estas circunstancias nos llevó a tener, como primeras aulas de la educación secundaria, las de la actual escuela John Kennedy, ubicada al interior de la Población J.J. Aguirre, también nueva para ese entonces Nuestro primeros años de liceanos fueron entonces, entre este colegio y lo que siempre se denominó como la parte antigua del actual establecimiento, en donde hasta hoy, ha funcionado tradicionalmente el Liceo Nocturno.
Entre otras gracias de nuestra generación 1970, nos correspondió recibir como alumno, el entonces nuevo edificio, en donde hasta hoy funciona el querido Liceo, correspondiéndonos además cooperar; a fuerza de ñeque, con el traslado; a mano, por más de 3 cuadras, de baldosas, que la dirección y el Centro de Apoderados financiaron en una fábrica del sector Centenario, para embaldosar el patio central del nuevo edificio. Por último, también asistimos orgullosos como alumnos, al bautizo, con el actual nombre que tiene nuestro querido plantel.
Por todo lo que les he narrado, en nuestros corazones de ciudadanos de esta hermosa ciudad, y también como hijos de este lindo país, por nuestras venas solo vibra y circula la sangre agradecida de estudiantes que recibieron la educación precisa, gestadora, y necesaria, para haber podido sobrevivir con singular éxito; cada uno de nosotros, las dificultades de esta vida ya vivida, y haberla hecho agradable y feliz, hasta hoy, cerca de nuestro ya cercano epílogo natural.
Muchos de la generación fueron a la Universidad. Otros fueron técnicos diversos, algunos se cimentaron como exitosos comerciantes y pequeños empresarios. Y también, hasta hoy, abnegadas dueñas de casas. Lo que es más, gracias a esa gran educación recibida, todos, tuvimos la serenidad, agallas, y razonamiento, para enfrentar los momentos difíciles de la división de nuestros país, el año 1973, sin agredirnos. Siempre nos comentamos en nuestras comidas, que fuimos una buena generación, y lo ratificamos con que solo dos personajes de nuestra promoción se dedicaron a la política, con algún éxito, ¡ No todo podía ser perfecto ¡.
Por eso al terminar esta pequeña crónica del recuerdo del Los Andes ya vivido por las de 60 años, y apoyados por todos mis compañeros de esta hermosa y simbólica promoción de alumnos del año 1970 del Liceo Max. Salas Marchant, rememoro la última estrofa de nuestro himno liceano, a 46 años de nuestro egreso, diciendo nuevamente desde el fondo de mi corazón y el de mis compañeros:
“Oh Liceo, por ti prometemos
Ser constante en nuestra labor
Por ti probos y humanos seremos
Para darte prestigio y honor”
¡ MISIÓN CUMPLIDA LICEO ! ¡ Ya cumplimos contigo y con nuestro himno ! ¡ Gracias Los Andes, gracias Chile !, ¡ VIVA EL LICEO !
La Promoción 1970, se junta en su trigésima sexta edición, a cuarenta y seis años de su egreso, este sábado 10, a las 19 horas, en una misa en homenaje a los ya idos, en la Parroquia Santa Rosa, para después disfrutar; lo que nos queda de fuerza, una gran cena de convivencia, en uno de los salones del Centro Español de Los Andes.