Por: Hno. Angel Gutiérrez Gonzalo.
Hoy deseo compartir con ustedes, estimados lectores, algo de lo que en estos días de vacaciones de invierno he oído, visto y leído.
•Se atribuye a Pitágoras este sabio consejo: “Si no tienes un amigo que te corrija, paga a un enemigo para que lo haga”. Y es que nos conoceríamos mucho mejor a nosotros mismos si supiéramos lo que los demás piensan de nosotros.
•Cuando Mahoma entró en la Meca, el año 630, hizo destruir todas las imágenes, menos la de María. Mahoma dedica varias páginas a la Virgen María, en el “Korán”. Narra el nacimiento y la Anunciación, aunque mezclado todo ello con datos específicos de un cristianismo deformado por las sectas. La hija predilecta de Mahoma se llamaba Fátima. Sin embargo, Mahoma no se atrevió a anteponerla a María. Cuentan que, en cierta ocasión, le dijo: “Fátima,¬ tú en el paraíso serás la señora de todas las mujeres, después de María.
•Cuentan que un empedernido charlatán fue a inscribirse en la escuela de elocuencia de Isócrates, famoso orador ateniense. Éste le aceptó pero le pidió doble remuneración. Ante la extrañeza del charlatán, Isócrates le contestó: Una paga es para enseñarte a hablar; la otra es para enseñarte a callar”. Sin comentarios.
•“Los imbéciles son muchos más peligrosos que los malvados porque éstos descansan a ratos de su maldad, mientras que aquellos no son capaces de abandonar nunca su imbecilidad”. Lo escribió un día Ortega y Gasset. Y es que siempre hay que tener mucho cuidado con la “gente que anda suelta”, por estos mundos de Dios.
•En el comedor de un convento escocés alguien escribió estas palabras: Ayuda, Señor, a mis palabras para que hoy sean amables y tiernas, por si tengo que tragármelas mañana”. Sabias palabras que deberían campear en todos los comedores de todos los conventos.
•San Marcelino Champagnat, gran devoto de María, decía: “El que de verdad ama a María no puede estar sin tener consigo algún objeto que le recuerde a su divina Madre, y lleva siempre por lo menos el Rosario y el Escapulario”. A los Hermanos Maristas nos decía: “Si tienen la dicha de grabar en el corazón de los niños y jóvenes la preciosa devoción a María, han asegurado su salvación”.