Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
No hablar de corrido dicen, en forma humorística, que es sinónimo de haber pasado los cuarenta. Olvidar palabras, números telefónicos, direcciones, citas, conversaciones e incluso películas de cines, series televisivas, teléfonos, recados, encargos etc., es algo que quienes tienen entre 35 y 50 años han experimentado más de alguna vez, sin tener por ello alguna patología cerebral al respecto.
Es evidente que todo daño producido al cerebro podría afectar la capacidad de la memoria. Sin embargo, muchas veces estos problemas se presentan sin que exista una patología de por medio. Pero aún teniendo, la gran plasticidad que presenta el cerebro y el hecho que este casi en su totalidad, se involucre al memorizar, permiten que con un tratamiento adecuado se adapte y sobrelleve con éxito ciertas patologías.
Estimulando correctamente partes sanas del cerebro se logra que asuman las funciones del punto deteriorado.
Los estudios realizados por equipos de científicos multidisciplinarios han concluido que es pura mitología que por el hecho de envejecer se deben olvidar las cosas. Es cierto que las personas mayores tienen menor capacidad de retener información, pero es mínima la diferencia de tal forma que en la vida diaria no se nota.
Entonces porque estos olvidos que nos producen angustia, pensando que se nos viene “el Alzaimer”. La razón es principalmente porque entre los 20 y 30 años más o menos nuestro cerebro este sobre estrenado por la gran actividad intelectual que se realizan en esos años. Posteriormente nos dedicamos a trabajar y tomar otras obligaciones, de esta manera nuestra rutina no nos permite mantener al cerebro con igual capacidad.
Además nuestras vidas comienzan a complicarse y aparece la gran causante de todos nuestros males “la Angustia”, que produce en nuestro cerebro una sobrecarga de trabajo, por las conflictivas familiares y laborales a diario que debemos asumir y resolver, con el componente de frustración e impotencia que con lleva cada uno de ellos. Produciendo un desgaste mayor y que lleva a un déficit de neurotransmisores, por lo cual las funciones cognitivas se ven afectadas, esto explica la mayoría de nuestros molestos olvidos. Más aún en las personas que padecen de déficit atencional y las personas que no logran dormir 6 horas cada día.