Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
Esta patología o enfermedad es la alteración articular de más prevalencia, debido en buena parte a la tendencia global de envejecimiento de la población. Puede producir un deterioro notable en la calidad de vida y genera gastos enormes en atención médica, a pesar de lo cual existen aún limitaciones terapéuticas importantes y preguntas sin resolver respecto a su tratamiento más adecuado. La prevalencia de las osteoartritis basadas en los hallazgos radiográficos es alta, a los 65 años casi la mitad de las personas presentan cambios artrósicos en algunas de las articulaciones.
Se desconoce la causa última de la osteoartritis pero la evidencia recabada sugiere un origen multifactorial. Considerada por mucho tiempo como una enfermedad degenerativa del cartílago articular, en la actualidad cobra importancia una nueva concepción de la osteoartritis, que la define como una alteración del metabolismo articular que refleja el resultado de procesos de destrucción y reparación en los tejidos que constituyen la articulación sinovial.
Desde el punto de vista evolutivo, parece claro que la osteoartritis es un fenómeno relativamente reciente que denota un proceso de adaptación aún incompleto a nuevas funciones como la bipedestación y la pinza fina en la mano, aunque no es padecimiento exclusivo del ser humano ya que se observa también en muchos otros vertebrados.
Aunque la edad es el factor de riesgo más importante, no es el único. Existen otras situaciones que predisponen a la osteoartritis de localización específica, como por ejemplo la obesidad para las articulaciones que soportan la carga, el sexo femenino para la osteoartritis de las manos y rodillas, el trauma osteoarticular, factores genéticos y el tipo de trabajo que realizamos cada uno.
Sobre los factores de riesgo modificables, se puede intervenir mediante esfuerzos preventivos de salud pública en el ámbito individual y colectivo, como por ejemplo usar dispositivos especiales en los deportes de alto impacto y consumir un aporte adecuado en la dieta de vitamina D se asocia con una progresión más lenta de la enfermedad.
La enfermedad sintomática representa un estado final en el cual los fenómenos destructivos sobrepasan el potencial de reparación articular. A medida que el padecimiento progresa se hace evidente alguna deformidad en la articulación afectada, edema y limitación de los arcos de movilidad. Los cambios radiográficos se hacen entonces evidentes, aunque no es infrecuente encontrarlos en personas asintomáticas.
Actualmente existen medicamentos que nos ayudan a que nuestras articulaciones puedan defenderse y retardar los daños, pero esto no excluye nuestra responsabilidad de preocuparnos de cuidar nuestro aparato locomotor.