Enorme felicidad provocó en Claudia González Oliva y su familia, la recepción de la primera bomba de insulina con monitoreo continuo de glucosa que se entrega a un paciente adulto a través de la Ley Ricarte Soto. Hace 34 años que la Sra. Claudia vive con diabetes tipo 1 inestable severa y esta bomba le entrega las dosis precisas de insulina, para prevenir las hipoglicemias (baja de azúcar en la sangre) que en ocasiones pusieron en riesgo su vida.
“Con esto mejora mi calidad de vida y me da más tranquilidad y también a mi familia, porque antes tuve bajas de azúcar por las que tuvieron que reanimarme, estuve a punto de morir. Entonces la bomba me alerta cuando vienen estas bajas de glicemia que no te dan síntomas y puedo reaccionar para prevenirlas”, explica feliz Claudia.
La paciente se controla periódicamente en el Policlínico de Diabetes del Hospital San Juan de Dios de Los Andes, equipo conformado por la Dra. Andrea Zapata, la enfermera Alexandra Zamora y la Nutricionista Claudia Ibaceta, quienes postularon a la paciente a los beneficios de la Ley 20.850, la que otorga tratamiento basado en la administración de insulina, a través de infusores subcutáneos continuos (bombas de insulina) para personas con diagnóstico de diabetes tipo 1 inestable severa. “Estamos en permanente comunicación como equipo para enfocar los tratamientos de cada profesional en las necesidades de cada paciente. Claudia necesitaba esta bomba de insulina para mejorar su calidad de vida y por eso la seleccionamos y postulamos al Ministerio de Salud”, indicó la Dra. Zapata.
Al respecto, la profesional agregó que el HOSLA es un centro acreditado para tratamiento y seguimiento de bombas de insulina; y en 2 años más el equipo se potenciará con la incorporación del Dr. Rodrigo Ibaceta, quien se encuentra en periodo de especialización. Con su incorporación podrán realizar el proceso integral en la entrega de las bombas de insulina, desde el diagnóstico, pasando por el tratamiento y hasta el seguimiento de los pacientes que las usan. “Me siento orgullosa de nuestro equipo y de los pacientes que educamos y formamos en este proceso, porque con ellos logramos un aprendizaje mutuo para manejar su problema de salud”, concluyó la profesional.
En tanto, la Sra. Claudia se siente esperanzada con el uso de este dispositivo en la vida diaria “Con la bomba una deja de vivir para la diabetes y comienza a vivir con la diabetes”, explica esta esposa y madre de dos niñas, que gracias a la Ley Ricarte Soto pudo acceder a la protección financiera para un problema de salud cuyo tratamiento es de alto costo.