Por: Octavio Arellano Zelaya
Concejal de la Municipalidad de Los
La pandemia del COVID-19 no solo está amenazando la vida de millones de personas, sino que además la cuarentena y el aislamiento social están destruyendo la base productiva del país y condenando a la pobreza a miles de personas que han perdido su empleo. Como todas las pandemias que han asolado a la humanidad, esto tarde o temprano pasará, pero dejará tras de si un reguero de destrucción sólo igualable a un gran terremoto pero con efectos globales, de cuyos efectos deberemos sobreponernos con la necesaria resciliencia.
PANDEMIA Y CRISIS ECONOMICA
En el día a día que estamos viviendo, la urgencia inmediata es luchar por controlar sus efectos y que éstos sean lo menos dañinos posible, aunque es claro que nadie sabe con certeza cuanto demoraremos en recuperarnos y a qué recursos podemos echar mano. Lo que está claro, es que no podemos seguir con un sistema económico productivo basado en la explotación de los recursos naturales, la destrucción irracional del medio ambiente y la pérdida de capacidad y desarrollo de las regiones a causa del centralismo nacional. Yendo a la contingencia, tengo la impresión que el enfrentamiento del contagio del Coronavirus y su impacto social y sanitario, habría tenido mejores resultados si hubiéramos contado con regiones fuertes, empoderadas y dotadas de autonomía, con capacidad para tomar decisiones a escala regional, que vayan desde lo macro a lo micro, hasta los niveles provincial y comunal. Los hechos han demostrado que el seguimiento, el monitoreo y el aislamiento de los casos de contagios, habría sido más eficaz con un enfoque regional, ya que por lo menos las cuarentenas, podrían haber sido mejor controladas, lo que sí es posible hacer en comunidades más pequeñas.
Aún en este escenario, no podemos dejar de prospectar e imaginar los escenarios que se nos podrían presentar en los próximos meses, en que deberemos recuperar el tiempo perdido en la construcción de un Chile más justo y equitativo. Quienes estamos en cargos públicos por voluntad popular, debemos dar un soplo de esperanza para quienes lo han perdido todo, y también a las nuevas generaciones que aspiran a tener una oportunidad para hacer realidad sus sueños, aprovechando las fortalezas que nos han permitido avanzar como comuna logística y portuaria.
Con un dólar alto, y con una fuerte dependencia de las exportaciones de materias primas, es tiempo que creamos en nuestra capacidad productiva, en las potencialidades de nuestros profesionales y técnicos, en el potencial de nuestros instrumentos de planificación y en las oportunidades geográficas que posee nuestro entorno natural y construido.
UNA ZONA FRANCA EN LOS ANDES QUE ATRAIGA NUEVAS INVERSIONES
Precisamente, porque como comuna no recibimos los ingresos que en justicia nos corresponderían por los impuestos a la minería o por la producción de energía hidroeléctrica, hemos planteado al Concejo Municipal, desde una perspectiva de equidad territorial, impulsar un PLAN DE REACTIVACION ECONÓMICA Y PRODUCTIVA DE LOS ANDES, mediante la creación de una ZONA FRANCA contigua al Puerto Terrestre del sector El Sauce, que permita a los usuarios acceder a las diversas franquicias tributarias y aduaneras, que otorga la legislación nacional para dichas zonas, para cuya concreción será necesario el apoyo de una iniciativa legislativa por parte del Ejecutivo y del Parlamento.
Nuestra propuesta es habilitar una ZONA FRANCA PRIMARIA localizada en la comuna de Los Andes, en el sector de El sauce, y una ZONA DE EXTENSIÓN que rija para el resto de la provincia, creando un área geográfica delimitada donde se puedan desarrollar actividades industriales de bienes y de servicios o actividades comerciales, bajo una normativa especial en materia tributaria, aduanera y de comercio exterior, similar a las Zona Franca de Iquique y la de Punta Arenas. En este caso, su objeto principal se debe orientar a la importación de equipos industriales, maquinarias, equipos para equipamiento logístico, con el objeto de facilitar el acceso a bienes de capital necesarios para nuevos emprendimientos y desarrollos industriales.
Cabe destacar que la Zona Franca posee BENEFICIOS TRIBUTARIOS, que benefician a las empresas y personas que operan en dicha zona, así como también a la sociedad administradora. Entre las franquicias se encuentran la exención de pago del Impuesto de Primera Categoría, exención de pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) por las operaciones que se realizan bajo régimen de zona franca. También permite BENEFICIOS ADUANEROS, aplicables mientras las mercancías permanezcan en la zona franca, donde se consideran como si estuvieran en el extranjero y, en consecuencia, no están sujetas al pago de derechos, impuestos, tasas y demás gravámenes que se aplican a la importación de bienes bajo el régimen general de comercio exterior del país. Desde la zona franca, las mercancías pueden ser comercializadas en la Zona Franca de Extensión, al resto del país, el extranjero, otras Zona Franca y además con otros usuarios, dentro de la propia Zona Franca .
POTENCIAR NUESTRA CERCANÍA CON LA REGIÓN METROPOLITANA
Consideramos que la ZONA FRANCA sería un gran atractivo para inversionistas de la Región Metropolitana, para empresarios provenientes de Argentina, que han manifestado mucho interés en localizar empresas en nuestra zona, y también para el Gobierno, ya que ayudará a generar nuevas fuentes de trabajo y emprendimiento. Conjuntamente con lo anterior, y como una forma de potenciar la zonificación que otorga al sector el Plan Regulador, deberíamos ser capaces de consolidar un PARQUE INDUSTRIAL Y LOGÍSTICO, que aprovechando las franquicias que genera la Zona Franca, reactive un sector que decayó a causa de la apertura a las importaciones. Hoy debemos partir por mirar hacia adentro la casa y aprovechar los recursos que tenemos. Para ello será preciso elaborar un Plan Maestro con los dueños de los terrenos, que sea el resurgimiento del sector agroindustrial que caracterizó al Valle de Aconcagua en la década de los años 60 y 70, reorientado hacia la producción agroalimentaria.
Cabe recordar, que el año 2000 aprobamos el nuevo Plan Regulador Comunal, que estableció una zonificación industrial en el sector de El Sauce, fuera del radio urbano, lo que permitió el desarrollo del Puerto Terrestre Los Andes, cuyas instalaciones abarcan a la fecha una superficie de 24,5 hectáreas y el Almacén Extraportuario, que ocupa una superficie cercana a las 10 hectáreas. Lo que pudo ser una quimera en el año 2000, resolvió el grave problema social y de congestión de camiones en la Avenida Hermanos Clark, cuyas operaciones aduaneras se realizaban en un área de 4 hectáreas. Veinte años después, frente al desastre social y financiero que provocará el Coronavirus, podría ser la clave para abrir nuevas oportunidades de inversión y desarrollo para la comuna de Los Andes, creando un nuevo paradigma que nos permita enfrentar el desempleo y la desesperanza que está provocando la pandemia, de cuyos efectos nos tendremos que hacer cargo tarde o temprano.