Por: Andrea Rodríguez, directora de Obstetricia, Universidad San Sebastián
Siempre es un buen momento para reflexionar en torno a la importancia que tienen las acciones preventivas y promocionales en pro de mantener y elevar el nivel de salud de la población. Una de ellas, es el examen de Papanicolaou, el cual debe su nombre al médico griego Georgios Papanicolaou, célebre por haber desarrollado una prueba para la detección temprana de cáncer en el cuello uterino.
Este examen se introdujo en Chile a comienzos de la década de los años 70 y desde esa época es que se han realizado diferentes estrategias y acciones para motivar e incentivar a la población femenina a tomárselo regularmente. Permite detectar lesiones precoces del cérvix que podrían llegar a convertirse en un cáncer cervicouterino. Según información del MINSAL, este cáncer es la sexta causa de muerte en la mujer, con una tasa de un 9.3/100 mil en el año 2000 y, de 5,7/100 mil en el año 2011.
Este descenso en la mortalidad se debe a muchos factores, y uno de ellos es la adherencia y compromiso de las usuarias para acudir a tomarse el Papanicolaou permitiendo la detección precoz y tratamiento oportuno, como también el trabajo de un equipo de la salud que ha ido en la búsqueda de las mujeres que aún no han acudido a tomárselo.
Pero ¿por qué existe un porcentaje de mujeres que no se lo realiza? Se podrían mencionar muchas causales que han influido en la adherencia de las usuarias, como la dejación de concurrir a un control ginecológico, postergarse por otro miembro de la familia, la falta de tiempo por los múltiples roles que diariamente deben realizar en el hogar como en el cumplimiento de la jornada laboral, el miedo a un mal resultado que tiende a paralizar y a evitar el procedimiento, y el dolor que podría provocar la técnica, entre otras.
Estas múltiples razones percibidas por las mujeres son barreras que deben ser abordadas por el equipo de salud y servir de insumo para continuar en la lucha por derribar los mitos y creencias que se generan en torno al Papanicolaou, a través de acciones como la educación, la sensibilización y creación de políticas públicas que le permitan a la mujer el cuidado de su salud y que impacten significativamente en su calidad de vida.