Por: Ps. Víctor Cortés Zapata
La legitimidad del reconocimiento a los derechos sociales en educación, salud y vivienda, se instala con la lucha que brota y se remonta a los primeros intentos de organización sindical de los trabajadores, impulsada por el obrero tipógrafo Luis Emilio Recabarren, recorriendo cada rincón del desierto nortino con la pasión y la constancia del idealista defensor de sus compañeros de clase que laboraban en condiciones misérrimas casi sino de esclavitud en las salitreras, las que se hallaban explotadas por grandes empresas inglesas, a fines del S. XIX y comienzos del siglo pasado, seguido de un prolongado, sufrido y ascendente desarrollo a través del S. XX, dictadura de por medio, hoy, luego del retorno a la democracia surge pujante y decisivo el grito de los movimientos sociales de los estudiantes y de la ciudadanía organizada, iniciada en la primera década del 2000, el que propone con la fuerza de la necesidad de la mayoría ciudadana, proyectos representativos, pensados y construidos colectivamente para que sean recogidos, en su esencia, por los gobernantes y transformados en políticas públicas.
Chile define el próximo domingo 17, cuales serán los ejes centrales de funcionamiento del futuro gobierno en los próximos cuatro años y, más allá, en las décadas siguientes, Es esta una elección trascendental en todos los ámbitos: político, social, económico, cultural, deportivo, de recreación.
Una línea divisoria clara entre las posiciones en juego se refieren, precisamente a la distinta concepción de Estado que cada una tiene, en su mirada global, como Estado Bienestar (Guillier) o más capitalista (Piñera), y especialmente en el rol estatal en educación, salud y vivienda, como derechos sociales (Guillier), como bienes de consumo (Piñera). Y sobre la participación ciudadana: de escucha y acogida atenta a las demandas sociales (Guillier), y con un tardío y único reconocimiento sobre la gratuidad en la educación (Piñera).
He ahí la disyuntiva para cada uno de las personas con derecho a voto. Su ejercicio es de una relevancia única. Aquí se juega el destino de las nuevas generaciones en todas sus dimensiones, personal y como sociedad. El perfeccionamiento individual pasa por el acceso a la educación en todos sus niveles. Cada familia debe contar con un techo digno para el desarrollo afectivo de sus miembros. El país necesita de plazas, jardines, piscinas, para la entretención sana de infantes, jóvenes y adultos. Los viejos necesitan atención completa en salud, remedios al alcance del bolsillo, pensiones suficientes al esfuerzo desplegado durante la vida laboral. La madre, la dulce madre, un reconocimiento permanente a su insustituible y generosa labor formadora y de cariño incondicional a sus hijos. Acordémonos de muchos y anónimos hombres y mujeres que cayeron en el camino de la lucha social, por una sociedad fraterna.
¡Que no nos engañen nuevamente! Para que el progreso social continúe, se perfeccione y se acreciente, votemos por quienes representan el PROGRESO!