Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
“Como Francisco de Asís fundó la orden de los Frailes Menores que se distinguieron por su pobreza, Marcelino Champagnat fundó la Congregación de los Hermanitos de María para caracterizarse por su sencillez.”
Los primeros Hermanos bebieron la sencillez en la escuela de su santo Fundador. Era un rasgo que lo caracterizaba y que le trajo muchos problemas. No fue entendido en su época, los Hermanos sí que le entendieron como lo demuestran estas líneas:
“Sus actitudes sencillas y afables, su franqueza, el aire de bondad que rodeaba su persona le ganaban fácilmente los corazones y disponían los espíritus a recibir sin esfuerzo y sin trabajo, y aún con satisfacción, sus advertencias, sus instrucciones y sus reproches”.
San Marcelino asignó a la sencillez este contenido, cuando en su época esta virtud era poco considerada, menos en los términos de autenticidad humana que es como hoy suele definírsela (ausencia de duplicidad).
•Vida pobre y atención a los pobres, a la educación popular: funda una Congregación para niños huérfanos y para enseñar formación profesional a los más pobres.
•Práctica del trabajo manual: entre otras construye una casa…
•Trato fácil y llano para con la gente. Adaptación a la persona con la que trataba.
•Vivir la vida sencilla, pobre, trabajadora y piadosa del pueblo campesino. Este entendía fácilmente su manera de ser y establecía con él una excelente relación.
Algo nos dicen a este respecto las siguientes críticas de los sacerdotes de la época: “Los compañeros en el sacerdocio lo criticaban mucho cuando comenzó su obra y querían hacerla prohibir bajo pretexto de que deshonraba el carácter sacerdotal, llevando una vida muy pobre, pues hacía él mismo de albañil cuando construía el Hermitage”. (Testimonio de mosén Bedoin).
“Tan fácilmente trataba con la gente que su actitud no era comprendida por los medios eclesiásticos”.
Algunas aplicaciones a nuestra realidad pedagógica:
a. Evitar toda ostentación de conocimientos y éxitos. No ser exhibicionista.
b. Actitud evangélica de trabajar sin esperar retorno ni recompensa: sembrador que cede con gusto el que otro venga a recoger la cosecha.
c. Desinterés y olvido de sí mismo.
d. Pedagogía de la desaparición, de la modestia radical: no es el educador el protagonista principal. El sujeto más activo es el mismo alumno. Le ayuda a que asuma la iniciativa.
e. Actitud humilde ante los alumnos, quienes se sienten muy bien con ello: pierden las distancias y se sienten como en familia, amados.
f. El educador sencillo se presenta tal como es. Irradia alegría, esperanza, afabilidad, ecuanimidad.
g. Promociona a los más necesitados, a los que más les cuesta aprender.
h. Ser cercano y abierto, vivenciado como “amigo” más que como vigilante exigente.