Pediculosis… sin culpa, sin vergüenza

Pediculosis… sin culpa, sin vergüenza

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Por: Valeria Jorquera, Académica Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello

Vergüenza, culpa, espanto son algunas de las reacciones que experimentan los padres al descubrir que sus hijos tienen piojos.

El estigma asociado con tener piojos se origina del concepto erróneo de que solo infestan a las personas que no tienen una buena higiene personal. La realidad, sin embargo, es que prefieren un entorno limpio, por lo que pueden tenerlos hasta los que se bañan con frecuencia.

Como los piojos no vuelan ni saltan, se transmiten principalmente por contacto directo con una persona infestada, por lo general por el contacto de una cabeza con otra, también se contagian cuando se comparte un peine, un pasador del pelo, un pañuelo de la cabeza, un sombrero, una cinta para el pelo, una toalla, un gorro de baño u otros artículos personales.

El principal síntoma de la parasitación con piojos es el prurito. La picadura del piojo irrita el cuero cabelludo, y causa picor y, en ocasiones, rojeces. Particularmente la picazón se produce detrás de las orejas o del cuello, pueden incluso aparecer pequeñas heridas producidas por el rascado.

¿Cómo evitar la colonización de piojos? Aunque no es posible ser inmune a la parasitación con piojos, se puede reducir la probabilidad de contagio con pasos sencillos como realizar controles periódicos a la cabeza de los hijos; que los pequeños no compartan el cepillo de pelo ni ningún otro artículo que transmita los piojos con facilidad; o peinar el cabello largo de sus hijas con trenzas.

Hay que tener precaución con los denominados “remedios caseros” como aceites herbales u otro tipo de productos que podrían irritar el cuero cabelludo, ya que no está científicamente probado que den buenos resultados.

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