PERFIL RELIGIOSO DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT

PERFIL RELIGIOSO DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT

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(PRIMERA PARTE)

Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo

El 6 de junio, la Familia Marista Curicana, celebramos el 179º aniversario de la Pascua de San Marcelino.

Deseando que ustedes, estimados lectores, conozcan más a este Santo Educador, apóstol de los niños y jóvenes, enamorado de María,, nuestra Buena Madre, intentaré mostrarles con algunas pinceladas el “Perfil religioso de San Marcelino Champagnat”, Fundador de los Hermanos Maristas.

Trataré de mostrarles, con sencillez, el testimonio de su vida destacando hoy, con encendidos colores, estos dos aspectos que espero les encanten.

La vida de San Marcelino llama la atención a todos sus admiradores, seguidores y devotos por lo siguiente:

1. Por su vida de entrega a Dios. Marcelino fue un hombre de profunda vida teologal, puesta de manifiesto por un gran sentido de Dios. Para él Dios era el centro de su vida. Su conciencia profética le arranca esta declaración: “Ver a Dios ofendido y a las almas perderse son para mi dos cosas que me sangran el corazón”.

Su fe viva y actuante se pone de relieve en esta frase: “En cuanto a mí, me sería tan fácil estar recogido en las calles de Paris como en los desiertos de Siberia”. De esta fe nace en él una vida interior centrada en la presencia de Dios en él, la cual le lleva a “ver en los acontecimientos la mano de Dios”, y a una vida de oración tan profunda que admiraba a cuantos le veían celebrar la Misa y orar. Para él la oración era el “punto capital”.

2. Por su amor a los Hermanos. El Padre Champagnat siempre manifestó un gran amor a sus Hermanos y a sus feligreses, estando siempre en actitud de servicio, de entrega, de disponibilidad.

Uno de sus primeros discípulos, el Hermano Lorenzo; decía : “Una madre no ha tenido más ternura hacia sus hijos que el Padre Champagnat para con nosotros… Nos amaba verdaderamente en Dios”.

Su vida entera la entrega a sus Hermanos, entre los cuales vive, con quienes comparte penas, enquietudes y alegrías. “Siempre tenía una palabra de ánimo para los desalentados”.

Su acierto y éxito con los Hermanos se debió al contacto personal con las almas, a una gran seguridad en la dirección, a su actitud de servicio, a su gran dedicación, entrega y disponibilidad… “Su gran gozo y su consuelo eran estar con los Hermanos, rezar y trabajar con ellos, y su gran deseo era que se amasen unos a otros”. Estas son palabras de su Testamento Espiritual. Como hijos suyos, tratemos los Maristas hacer realidad en nuestras vidas su gran deseo.

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