PERFIL RELIGIOSO DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT

PERFIL RELIGIOSO DE SAN MARCELINO CHAMPAGNAT

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(SEGUNDA PARTE)

Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo

Continuando con el conocimiento profundo, espiritual de Marcelino Champagnat, les invito a contemplar y observar con detención estos dos indicadores a través de los cuales se revela su religiosidad.

3. Por el ejemplo de su vida. Un santo, para dar testimonio, no necesita más que existir. El biógrafo del Padre Champagnat nos dice que “comenzaba a practicar lo que pedía, confirmaba sus instrucciones con su ejemplo y no pedía a sus Hermanos lo que él no había practicado primero”.

Durante la construcción de la casa del Hermitage, su gran sentido de comunidad le hace estar el primero en el trabajo, trabajar sin descanso, compartir con los Hermanos el alimento y la habitación y de ordinario, tomaba para sí lo peor. “Mi padre, dice Gabriela Fayason, iba con frecuencia a ver a mis hermanos religiosos y se quedaba varios días ayudando a los peones albañiles”. Cuando volvía a casa, nos decía: “El Hermitage es un paraíso: se reza, se ama, se guarda silencio y el padre Champagnat es siempre el primero en todo, el más edificante de todos; él anima e impulsa a todos por el amor y veneración que le profesan”.

Para el padre Champagnat, la fuerza principal de la educación era el buen ejemplo. He aquí algunos de sus principios: “La educación es obra de buen ejemplo”; el niño se instruye más por los ojos, que por los oídos; la virtud se enseña con el ejemplo; el lenguaje de los actos es más eficaz, fuerte y persuasivo que el de las palabras.

4. Por la autenticidad de su vida. Este hombre de elevada estatura (1,79m.) ojos grises, frente despejada, con el canto a flor de labios era, ante todo, un santo que nos dejó el testimonio de una vida auténtica, en la cual hubo perfecta adecuación entre su ser y su parecer, entre su ser y su palabra.

Su gran preocupación fue ser antes que parecer: ser virtuoso antes que predicar; vivir, antes que querer engendrar la vida. Los parroquianos, al salir del sermón decían: “Es cierto lo que nos había dicho, porque lo practica él mismo”.

El método del padre Champagnat fue el método de la santidad personal, tal como nos lo pone de relieve el “Proceso Informativo” para la introducción de su causa de beatificación y canonización.

“De los alrededores del Hermitage acudían a la capilla para ver rezar y celebrar la Santa Misa al “buen Padre, al Santo”.

Seamos Chapagnat hoy, en medio de nuestro mundo. Que su perfil religioso nos motive a ser como él quería: “buenos cristianos y virtuosos ciudadanos”.

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