Por: Eugenio Astudillo Leal
En un mundo y en un país en que observamos que todo se ve mal, sobre todo en las ultimas semanas, en donde, principalmente, todo gira en torno a la corrupción y a varias deficiencias en los servicios públicos, principalmente en aquellos que deben prestar atenciones especiales a la población, quiero ser bien honesto y transparente, y destacar algunos hechos que por lo cotidiano y por ser parte de su siempre renovado nivel de atención, sucede en nuestra ciudad de Los Andes, y debe ser destacado con grandes letras y con un agradecido testimonio.
Un familiar muy cercano a mí, de edad avanzada, que siempre debe ser atendido con muchos cuidados; mi Suegro, debió concurrir, hace unas semanas, al servicio de urgencia del Hospital de Los Andes, en donde después de una observación preocupada y especializada del personal de esa unidad, se decidió, como consecuencia de algunos no muy buenos resultado de exámenes, derivarlo a la UTI, en donde después de varios días de tratamientos y nuevos exámenes de laboratorios, pudo volver a las salas normales de recuperación de los pacientes enfermos, en donde evolucionó para su normalización total.
Como era de esperar, toda la familia, especialmente sus hijas y esposa, vivieron horas de angustias en todo este período de incertidumbre, que no solo fue recompensada con la recuperación de don Lucho, sino que también, por la siempre noble y dedicada atención y comprensión de todos los funcionario de salud del Hospital, de las más diversas especialidades y rangos profesionales, incluyendo los Guardias de Seguridad, quienes en esos poco más de 10 días de angustia familiar entregaron; como es habitual en ese servicio, buena atención, buen trato, calidez y comprensión a la familia.
Meses atrás tuve que acudir a ese mismo servicio de salud local, a visitar, en más de una oportunidad, a un ex compañero de curso liceano, quien ya se recuperó de su parte crítica de una enfermedad complicada, pero que hasta el día de hoy reconoce, y agradece de corazón, las atenciones prestadas por los funcionarios de salud de nuestro ejemplar Hospital. Importante; los dos casos con previsión FONASA, para que no crean que existen diferencias por isapre.
Lo que bueno es bueno, y los andinos debemos agradecer y sentirnos felices de contar con personal de salud, que a parte de su calidad profesional, diariamente, y en forma normal como parte de su trabajo, brindan una empática y dedicada atención profesional, dentro de sus posibilidades físicas, intelectuales e instrumentales de nuestro Hospital.
En esos días de hospital, pasamos muchas horas observando los protocolos de atención de la más variada gama de especialistas de salud del recinto, y comprobamos que la regla maestra de la relación entre ellos y nosotros, es el respeto y el buen y fundado trato en expresar los requerimientos de las atenciones necesarias para la recuperación de nuestros pacientes. Los ansiosos e insolentes no tienen cabida en este sistema, en donde, como lo pudimos apreciar, siempre prima la urgencia, la dedicación y la disposición abiertamente mostrada por los profesionales y personal general de nuestro Hospital.
Sigan igual…Agradecidos de todos.