Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchán.
La ciudad de Los Andes, en la década del 70’, se hizo conocida por dos hechos noticiosos. El primero, de carácter religioso, permitió que cientos de miles de peregrinos visitasen la ciudad a causa de los milagros y devoción a Santa Teresa de Los Andes. El segundo, un tanto vergonzoso, dice relación con las grandes plantaciones de Cáñamo y la venta y tráfico de Marihuana hacia toda la quinta región y Chile…
La memoria es frágil. El inconsciente colectivo, por pudor, invita olvidar esta realidad vergonzosa de nuestra ciudad, famosa por haber sido “Productora de Marihuana”
En este contexto habrá que aplaudir los enormes esfuerzos que, a través de los años se han realizado para combatir el consumo en la ciudad que fuera el bastión de las drogas. Así de desencarnado y atrevido lo escribo. Nuestra ciudad se hizo conocida por la Marihuana.
No obstante lo anterior, varias instituciones y personas naturales, de modo silencioso, han tratado de limpiar la imagen de la ciudad. Los historiadores, investigadores, escritores y artistas, han destacado a nuestra ciudad en el tiempo valiéndose de situaciones y personajes históricos muy válidos y, por otro lado, tenemos la encomiable labor de Carabineros de Chile y de la Policía de Investigaciones con profesionales capacitados que han luchado y siguen luchando contra este flagelo. Los hechos noticiosos así lo confirman.
Por vocación y convicción y, en una labor silenciosa, al interior de las aulas, estamos los profesores que, en todos los colegios ¡En Todos! (ninguno escapa a ello); trabajamos en beneficio de nuestros estudiantes, indicándoles el camino cierto y seguro de una vida libre de drogas.
En efecto, cada establecimiento educacional ha sufrido con algunas generaciones en que, unos más y otros menos, han sido proclives a la drogadicción. Insisto, ninguno ha escapado de ello. Y, la razón es simple y poderosa pues, hoy por hoy, vivimos en una sociedad de consumo muy enferma y estresada, en una sociedad de muchas y eficientes comunicaciones, donde el adolescente es un gran solitario que escapa de la soledad, sumergiéndose en las Redes Sociales o en las drogas y alcohol.
Entre estos establecimientos educacionales, está el Liceo Max Salas, pequeño país, por la diversidad de sus familias originarias, tendencias políticas, realidades socio-económicas, culturas distintas y mixtas que, desde años y con mucho celo ha trabajado por erradicar esa fama de nuestra ciudad, aún presente en la memoria colectiva del país.
Este año, el Max Salas con índices bajísimos de consumo en su población estudiantil – gracias al celoso trabajo formativo y preventivo – nuevamente inicia un trabajo de prevención con el apoyo de SENDA. Este trabajo incluye además, a los Padres y Apoderados.
Es un trabajo de nunca acabar. ¡De nunca acabar!
Mentir, ante esta realidad es inaceptable. Quien diga “acá nadie consume droga”, emite un juicio equívoco ante una dura, cruda y muy cierta realidad e, ingenua o intencionadamente miente. Por lo demás, los estudios de profesionales e instituciones serias, que dedican gran parte de su tiempo a esto, así lo avalan.
¡Vamos por muy buena SENDA!
Los resultados de una larga labor preventiva, producto del trabajo responsable, acucioso y profesional de toda la comunidad educativa del Max Salas, avalan objetivamente esta labor de nunca acabar, donde la caracterización del Max Salas hecha por SENDA de un puntaje de 1 a 3, informó que la Gestión Escolar, protocolos e índice de Estrategias Preventivas obtuvo un nivel alto (2,71). En la Convivencia Escolar, en el índice de violencia escolar, obtuvo un índice bajo (0,78), es decir; los estudiantes gozan de una casi ejemplar convivencia escolar y, en los Factores de Índices de Riesgo de consumo de drogas y alcohol también tuvo un positivo resultado con un índice bajo (0,55) (por lo extenso presento solo estos aspectos relevantes).
Esto no es una victoria, es solo un recreo pues, sabemos, mientras haya adultos inescrupulosos y una justicia permisiva y garantista, nuestros niños, adolescentes y jóvenes siempre estarán expuestos al mundo de las drogas.
Tras un adolescente consumidor, hay un adulto perverso, ruin y vil que los convierte en consumidores para ganar dinero rápido y lucrar, abiertamente al margen de la Ley.
Fácil es indicar y acusar a un adolescente. Difícil es indicar y acusar a ese adulto perverso.
Este año nuevamente, junto al Departamento de Orientación y SENDA, al Departamento de Religión y Moral le corresponde iniciar un nuevo ciclo de prevención en las salas de clases.
Siento y creo que nuestra vida y trabajo, como educadores y formadores, tiene un profundo sentido y, es un grande aporte a la ciudad y sociedad chilena.
Dios nos siga regalando su sabiduría, prudencia y paciencia
Que sea feliz