Por: José Tomás Infante, Gerente General de Cevercería Kross
La semana pasada se conmemoró el Día Mundial de la Propiedad Intelectual, evento que hace preguntarnos la importancia de estas iniciativas en el impulso por la innovación y el emprendimiento.
La creatividad, el cambio y la innovación son parte de los términos con los que identificamos la acción emprendedora. Sin embargo, pocas veces se habla sobre la importancia de proteger las nueva ideas en su camino por alcanzar el éxito, siendo la propiedad industrial y el sistema de patentes, herramientas fundamentales. Este tipo de mecanismos viene a ser un incentivo económico en la creación de nuevos productos y servicios, entregando derechos exclusivos y excluyentes a sus creadores a cambio del aporte en innovación y conocimiento para la sociedad.
Pero, ¿por qué parece una novedad? Durante los últimos años se han desarrollado diversas iniciativas impulsadas por organismos públicos, como la Inapi o la Direcon, que han ayudado al posicionamiento del país a nivel mundial en materia de innovación y abrir opciones a los emprendedores y creadores de nuevas tecnologías. Pero hoy los esfuerzos no solo deben estar puesto en aumentar el número de solicitudes de patentes, sino en generar una estrategia a largo plazo que permita acercarnos al desarrollo por medio de un cambio cultural basado en la educación sobre los beneficios de proteger el conocimiento en Chile: el valor agregado que nos diferencia y nos permite competir a nivel mundial.
Suiza, por ejemplo, lleva siete años consecutivos como el país más innovador del mundo. Esto se debe a su prioridad por comprender la innovación como una ventaja competitiva dentro de la economía, incentivando al desarrollo y protección de la investigación por medio de la solicitud de patentes internacionales e instituciones que impulsen el desarrollo de mentes que trabajen por nuevas ideas.
En un país como Chile, donde su economía basada en commodities vuelve menos prioritario este tema, es necesario instalar el desafío por construir una economía basada en el conocimiento donde la ciudadanía comprenda que es el único recurso que no se agota. Conocer, proteger y difundir la propiedad intelectual es el camino para incentivar la innovación y emprendimiento, y la manera para acercarnos al desarrollo del siglo XXI.
