Por Andrés Dominichetti Herrera. Psicólogo
Desde que el fisiólogo, psicólogo y filósofo alemán Wilhelm Wund elaboró el primer sistema científico psicológico basado en el método experimental introspectivo, los psicólogos que le siguieron formando escuelas y corrientes, con Frankl, Jung, James, Assaglioli y otros se han planteado cuestiones sobre la espiritualidad y la importancia de esta para psicólogos y psiquiatras al asistir a quienes acuden a pedir ayuda en su sufrimiento. La evidencia empírica y como tema recurrente, se destaca cómo la dimensión espiritual en el ser humano pasa a ser un aspecto esencial para su existencia pues se trata de algo que se conecta con el sentido de la vida. Para Víctor Frankl, la psicología le ha dado poca importancia a la dimensión espiritual humana en aras de ser científica, incurriendo en un reduccionismo que olvida que en la experiencia humana acontecen fenómenos difíciles de medir e incluso de comprender.- Cuando un paciente recurre a un médico por alguna dolencia física, lo hace porque el médico, sabe, lo va a escuchar, le va a aconsejar para resolver el problema, generándose en el paciente una serie de pensamientos, sensaciones, emociones que va a poner en actividad el arsenal auto curativo del paciente. Con mayor razón si el paciente recurre a un psicólogo por una dolencia psíquica como un duelo o un desorden conductual. Ambos ejemplos grafican como interviene en el sufrimiento humano el factor psicoespiritual.- Nadie desconoce el valor terapéutico que tiene la confesión, el arrepentimiento, la penitencia, y el perdón para aliviar el dolor del alma en una persona. Ni la buena noticia que sigue a la incertidumbre. Hoy diversas corrientes psicológicas como la logoterapia, la psicología analítica, la psicosíntesis, la psicología transpersonal y la psicología integral, señalan la necesidad de incorporar la dimensión espiritual como complemento al proceso psicoterapéutico. Otro elemento que es necesario considerar, a propósito de la espiritualidad, es aquel del sentido de la vida para las personas, que puede crear un vacío o una esperanza y ser causa de sensaciones positivas o negativas para la vida, sentido que tradicionalmente se manifiesta en las principales religiones que suelen darle sentido a la existencia humana, y además crear valores culturales. En relación a esto, aparecen desafíos para el terapeuta, uno de ellos será lograr aprovechar el enorme potencial terapéutico que ofrece la espiritualidad expresada en la religiosidad del paciente. Para ello será necesario conocer cuáles son sus valores y principios, pues de ese modo se podrá descubrir los conflictos que se suceden en su interior que es necesario ayudarle a resolver.