Eugenio Astudillo Leal, Contador
El dieciocho de septiembre del año 1811 se conmemoraron por primera vez las Fiestas Patrias, recordando el primer año del aniversario de la primera Junta Nacional de Gobierno, efectuada el año anterior, en donde, entre otras cosas se juraba fidelidad al Rey de España Fernando VII, quien había sido apresado por Napoleón Bonaparte, y puso a su hermano José en el Trono.
Si bien es cierto, había una velada fidelidad al Rey de España en la declaración, no es menos cierto, que los criollos estaban aburridos de los excesos de autoridad del Virreinato del Perú, quien administraba el comercio internacional y protegía las abismantes desigualdades sociales y de justicia que existían en la Colonia. Por otro lado, la intelectualidad de los hijos de los peninsulares nacidos en América, se veían muy influidos por los resultados de la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa, hechos y experiencias que de una u otra forma, invitaba e instaba a los nuevos sudamericanos a seguir su ejemplo.
El Cabildo Abierto, que no era nada más que una discusión a viva voz, destacó como hasta ahora, por la formación de grupos contrarios entre los independentistas criollos para hacer un país a su pinta. Muchos vecinos fueron preparados a esa Convención para favorecer la creación de un gobierno autónomo y derechamente libre, pero otros, más moderados, consiguieron una declaración de administración propia, pero con fidelidad a Fernando VII. En conclusión todos querían una “Junta”, pero con “matices” como se diría ahora.
La Junta Provisional Gubernativa de Chile, nombre oficial del evento, se constituyó con la invitación a participar a 450 vecinos importantes de Santiago, elegidos de acuerdo a los intereses del momento, quienes se prepararon para llegar con el paquete arreglado a la citación. Aparte del juramento de rigor de los vocales elegidos ese día, en donde prometían su vida por la fidelidad al Rey, por la religión, por las leyes y la justicia de la Colonia, una semana después se volverían a juntar, en solemne reunión, para tomar el primer acuerdo importante de la Junta: Cuanto iba a ganar cada uno. El presidente de la organización quedó en $ 6.000, los vocales en $ 3.000, y los 2 secretarios en $ 2.000. Todos valores anuales. ¿Le suena parecido?
Como era de esperar, el cambio de la forma de gobierno trajo como consecuencia, como hasta hoy, la eterna división de los buenos y malos. Los malos que ahora son buenos, y los buenos que ahora son malos. Eterna discusión de nuestro país. Eso llevó a persecuciones, linchamientos, saqueos e inseguridad, aparecieron los primeros panfletos como los de Camilo Henríquez, catecismos revolucionarios y políticos de independentistas de todos los lados. Como todo proceso de construcción de un nuevo status, esta Junta hasta tuvo su conflicto armado, El Motín de Figueroa, apellido del oficial Español que pagó con su vida este atrevimiento. Todo culminó años después con una sana exigencia de la Junta, en que exigió a los españoles residentes declararse chileno o abandonar el país. También impuso que todos los oficiales del ejército fueran criollos nacidos en la nueva patria.
Como ven, eso es lo que celebramos el Dieciocho de Septiembre. La primera vez nos juntamos como nuevo país, para seguir viviendo divididos. En que por primera vez reclamamos por justicia social y equidad y ahí aún estamos.
Con el pasar del tiempo ha corrido mucha agua bajo el puente, en revoluciones, reconciliaciones, nuevas juntas, congresos plenos, nuevas democracias, y una infinidad de movimientos políticos y filosóficos, y ahí estamos. Cada uno vendiendo su ideología, su individualismo, sus intereses, sus neuras, y gritando como locos Chi, Chi, Chi, Le, Le, Le, cada vez que un cabro le achunta al arco.
Y después de todo lo leído ¿Qué acto relevante celebraré este dieciocho? ¿Qué valor de país, independencia y cultura debo celebrar?…. No se cuestiones, no piense tanto en lo que ya pasó, pasó. Haga su asado en su casa, coma empandas, tome vinito tinto, y diviértase con la vida de hoy. Alabe la suerte de tener por vida en un país tan unido socialmente como el nuestro, en que la felicidad ya no depende de un acto de amor o de fraternidad, sino de un gol de Alexis o de Vidal.
Si en la tarde del 18 se aburre….aprenda y juegue a cazar Poquemones. El rodeo será prohibido.
¡FELIZ DIECIOCHO!