Por: María José Catalán, académica Facultad de Enfermería U. Andrés Bello
Para muchas personas las fiestas de Navidad y Año Nuevo sirven para reforzar los lazos familiares y vínculos afectivos, celebraciones y estar en compañía de sus seres queridos. Sin embargo, estas fechas pueden convertirse en una «verdadera pesadilla», ya que en algunos pueden emerger los sentimientos de soledad, estrés y de angustia, acompañados por crisis de confianza e incertidumbre.
Esta es una época de mucho movimiento y obligaciones que cumplir, y esto puede determinar un aumento del estrés. También se generan gastos excesivos en regalos y en reuniones para celebrar, aumentan la presión económica en muchas personas y hogares.
La gente se siente agobiada, el tránsito aumenta debido a la vorágine de las compras. Las celebraciones además son propicias para los excesos de comidas ricas en grasa de difícil digestión y el alcohol, lo cuales provocan problemas estomacales, aumentos bruscos del colesterol, alteraciones del humor, problemas cardíacos y cerebrovasculares que derivan en hospitalizaciones inesperadas.
Debemos revalorizar la importancia de los vínculos afectivos y sociales.