Viene un ciudadano argentino, ahora ciudadano de la humanidad.
Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchán
Viene el primer Pontífice latinoamericano, jesuita, Mario Bertoglio quien ejerció su ministerio episcopal durante quince años en Buenos Aires, siendo su lema “mi gente es pobre y, yo soy uno de ellos”.
(…)”Se diplomó como técnico químico, y eligió luego el camino del sacerdocio entrando en el seminario diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura.
El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió la preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua. De nuevo en Argentina, fue maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector del Colegio.
El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 es de nuevo rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En marzo de 1986 se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral; posteriormente los superiores le envían al colegio del Salvador en Buenos Aires y después a la iglesia de la Compañía de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor.”(…) © Copyright – Libreria Editrice Vaticana>
Ha escrito a la fecha dos encíclicas emblemáticas LAUDATO SI (Alabado seas), que tiene como contenido La Casa Común (nuestro planeta y naturaleza) y, parte con una frase muy decidora: (…)” Esta hermana ( la tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes”(…) y, la segunda Encíclica; LUMEN FIDEI (Luz de la Fe) la escribe pensando en una sociedad global que ha dado vuelta la espalda a Dios.
A esto habrá que sumar dos exhortaciones apostólicas que son respuesta al momento de la humanidad. EVANGELII GAUDIUM donde comienza con estas palabras (…)”La ALEGRIA DEL EVANGELIO llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.”(…)
Y, la segunda exhortación Apostólica es AMORIS LAETITIA (La Alegría del Amor) que, el Papa la motiva con estas palabras (…)”Esta Exhortación adquiere un sentido especial en el contexto de este Año Jubilar de la Misericordia. En primer lugar, porque la entiendo como una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. En segundo lugar, porque procura alentar a todos para que sean signos de misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo.”(…)
En estos momentos me tomo la libertad de escribir solo a los cristianos católicos, cuyo gran deber es leer estos documentos, sobretodo los catequistas, los jóvenes que sirven a otros jóvenes, los misioneros, los profesores de religión, los Diáconos, los que tienen el ministerio de la música en las Eucaristías, los ministros de Comunión y, sobretodo el católico tibio, lejano. El católico de bautizos, matrimonios y funerales. ¡Esos!
Nuestro gran pecado es la desidia que alimenta el Desconocimiento e Ignorancia que conducen al error y lejanía de Dios.
No basta con madrugar y sacrificarse para ir a “ver al Papa”, no basta con sentarse ante un televisor y observar las masas de personas que acuden a los lugares de encuentro. Falta consistencia, conocimiento y responsabilidad para dar razón y testimonio de nuestra Fe.
Esto es un asunto muy serio.
Que sea feliz