Por: John Ríos Suma de Villa, director ejecutivo ONG Ideando
El problema de desperdicio, contaminación y escasez del agua, generalmente es ignorado o subestimado, sin embargo en los últimos años ha desarrollado un interés creciente en la opinión pública. Por lo que resulta importante caracterizar las representaciones sociales que poseen los profesores de educación básica sobre el uso del agua. Ya que éstos deberían formar a los niños y jóvenes en el uso sostenible del agua.
En la mayor parte de los países, las ciudades generan la mayoría de las actividades económicas, consumen la mayor parte de los recursos naturales y producen la mayor parte de la contaminación y de los residuos. Es por ello que los problemas ambientales urbanos, aunque a menudo se pasan por alto, son importantes tanto a escala local como nacional y global.
Cuando se habla de los problemas ambientales por lo general suele pensarse como un problema ajeno, independiente de nuestra voluntad y de nuestras acciones. Esta sensación de alienación, de no sentirnos parte del medio, ha sido en gran parte incorporada a lo largo de la formación escolar y familiar.
Puede ser que esté enterado de lo que ocurre, pero que se piense que ese problema es ajeno, como parte de una cultura individualista, consumista y depredadora que permea a nuestra sociedad.
Hay que promover el reciclaje de las aguas de uso doméstico o “grises”, como también se les denomina, que corresponden a aquellas de duchas, lava manos, lava platos que contienen básicamente jabón, residuos grasos y detergentes biodegradables. El propósito de esta iniciativa es facilitar, por ejemplo, que en los domicilios e instituciones se puedan reutilizar esas aguas -que hoy se evacúan al sistema de alcantarillado- de forma fácil y eficiente, ya sea para el riego de áreas verdes y cultivos, descargas del WC o para el lavado de exteriores.
Se trata de una iniciativa innovadora, y por ello sería valioso que se avanzara en una legislación de este tipo, sobre todo teniendo en cuenta que en Chile el concepto de “aguas grises” ni siquiera está contemplado en el Código de Aguas. Dicho sistema podría significar un importante ahorro de agua para el país, toda vez que las aguas grises de una casa son el 75%, y por lo tanto redundaría en un menor desembolso para los consumidores que quieran adoptar esta tecnología, que si bien deberán financiar ellos y/o el estado subsidiar el uso de nuevas tecnologías, lo que se debería traducir en cuentas más bajas.
El mejor aprovechamiento del agua es positivo, en especial por el persistente cuadro de sequía que afecta al país, y que de acuerdo a diversas proyecciones meteorológicas se hará cada vez más crónico. Experiencias internacionales, como es el caso de California, en Estados Unidos, Argentina, España, Israel, Perú, entre otros, resultan ilustrativas respecto a los beneficios que supone una propuesta de este tipo.
Sería conveniente que en paralelo se desplieguen medidas que accionen un cambio cultural en la población, de manera que la ciudadanía adquiera hábitos de uso responsable del agua. Para lo cual los profesores de enseñanza básica deberían comenzar a inculcar estos hábitos en los niños y los jóvenes para que en un futuro esto sea realidad.