Recordando a don Francisco Perinetti Dighero

Recordando a don Francisco Perinetti Dighero

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Don Francisco Perinetti Dighero y su esposa Adriana Zelaya.

Nació en Brugnato, Italia en 1903. Viajó a Chile en 1921 donde su hermano Héctor se encontraba radicado desde hacía varios años en Valparaíso. Su espíritu aventurero y deportista, hizo que conociera los pueblos vecinos hasta llegar a San Felipe, donde, luego de un tiempo, se dedicó al comercio con un vecino de esa ciudad, para luego quedar como único propietario. Conoció Los Andes que lo atrajo como centro de sus actividades y fue también en donde conoció a quien sería su esposa, Adriana Zelaya.

Posteriormente trasladó sus actividades de Los Andes a San Esteban en donde se radicó definitivamente con su familia. De su matrimonio nacieron sus cuatro hijos que constituyeron desde sus inicios un núcleo familiar muy unido y fuerte en torno a sus padres: Francisco, Alfonso, Bruno y María Adriana con numerosa descendencia.

En San Esteban, don Panchito, como cariñosamente lo señalaban los vecinos, se dedicó a la agricultura. La política no estuvo ajena a sus preocupaciones siendo el Partido Liberal de la época, el que concordaba con sus ideales. Fue elegido regidor en varias campañas y posteriormente electo alcalde de San Esteban. Junto con su equipo de regidores, llevó a cabo numerosas obras de bien público necesarias en la comuna, entre ellas cabe destacar: caminos vecinales que unieron sectores muy separados unos de otros; electrificación y agua potable, de la que carecía la comuna; construcción de la Plaza de Armas, 9 escuelas en diferentes sectores; construcción del edificio consistorial, etc.

Muchos de estos adelantos pudo concretarlos a través de numerosos amigos que ocupaban cargos de importancia en Santiago y por que no decirlo, haciendo uso de sus propios recursos económicos.

Francisco Perinetti Dighero fue un hombre piadoso, se preocupó siempre del más necesitado tratando de aliviar sus necesidades y carencias. Su carácter alegre pero enérgico, su buena voluntad, su excelente buena disposición para escuchar, lo hicieron conocido y querido por todos. Fue un extranjero que hizo de Chile su propia tierra.

Falleció en San Esteban el 21 de noviembre de 1994 y sus restos reposan en el Cementerio Parroquial de la comuna.

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