Puede afirmarse con justa razón que fue, sin duda, un talentoso médico, figura inconfundible y personalidad característica en la vida de la ciudad de Los Andes, quien se destacó porque ejerció con verdadero apostolado su profesión y, al mismo tiempo, se entregó sin claudicaciones como auténtico servidor público, con un inmenso cariño hacia iniciativas de contenido altruista.
El Dr. Luis Rosende Lopehandía, con una valentía y entereza de carácter forjado en su seno familiar, tuvo una destacada participación en la Guerra del Pacífico, donde servió al Ejército de Chile con singular acierto y terminó por conocer el sufrimiento del herido y del enfermo, que a su regreso a Los Andes le valió redoblar sus esfuerzos por acudir en ayuda del desamparado, incluso a costa de su familia y del interés personal.
Casado con Irene Verdugo Beytía, formó con ella un hogar feliz que le permitió disfrutar de sus hijos de ese amor: Luis, Hernán, Isabel, Alfonso, Pedro, Jorge, Raquel, Alfredo, María y Elena.
Durante la dolorosa epidemia del cólera y posteriormente de la viruela que golpeó hondamente los hogares andinos, este médico puso a prueba el temple de su alma y la nobleza de sus corazón, entregándose con todo su esfuerzo a socorrer a quienes padecieron de estos males, muchas veces dejando de lado a su familia y arriesgando su propia vida.
A pesar de sus múltiples ocupaciones profesionales, siempre estuvo dispuesto a brindarse por entero a nobles causas, como el Cuerpo de Bomberos y la Sociedad de Artesanos e Industriales de Los Andes -entre otras instituciones-, a las cuales sirvió con el mismo interés de quienes abrazaron la profesión de médico sin importarles el interés económico sino más el dolor del prójimo.