Reflexiones sobre la Teletón

Reflexiones sobre la Teletón

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Abogado Juan Carvacho

Por: Juan Carvacho Fajardo

No cabe duda que hablar contra de la Teletón significa el riesgo de ser calificado como apóstata, infiel o hereje. Habrá que asumirlo.

Sucede que uno se cansa de haber soportado en silencio las 27 horas de amor durante más de 25 años, las cuales son siempre en la primavera que es la estación del amor, un poco antes de navidad que también es amor, no muy cerca porque habría una competencia de amores, pero tampoco muy lejos porque es ahora cuando el amor ya viene. No cabe duda que la fecha está muy bien elegida. El objeto del amor, los niños discapacitados, también muy bien elegido. Todo bien pensado y planificado, elegido con pinzas.

Lo primero que dejo en claro es que el fin de la Teletón es indiscutible. Nadie puede oponerse a que una tarea que en todo caso debiera corresponderle fundamentalmente al Estado, como es la rehabilitación de los minusválidos de nuestro país, sea asumida por el sector privado y al parecer con buenos resultados. Esto, repito, no merece ningún reparo, por el contrario, sólo loas.

Sin embargo, ya todos sabemos desde hace mucho tiempo por experiencia propia, que el fin no necesariamente justifica los medios que se utilicen para lograrlo. El fin en este caso, como se dijo, es altruista, pero los medios para lograrlo no están a esa altura.

Veamos en particular a los grandes participantes del evento de amor, caridad y solidaridad .

En un primer y gran lugar están las empresas participantes.

Todos sabemos las verdaderas luchas empresariales que se producen para ser consideradas dentro de la Teletón, pero su fin principal no es precisamente ayudar a los minusválidos sino que, como toda empresa privada su finalidad es sencilla y principalmente ganar plata.

Todos hemos visto y veremos en la gran noche que se nos avecina, cómo las empresas representadas por encorbatados ejecutivos, aparecen en pantalla con suculentos cheques que “donan” a la Teletón. Ahora bien, esa empresa, no cabe duda alguna, ha aumentado considerablemente sus ganancias mensuales previas a la Teletón. Sin embargo, ¿Alguna vez algún lector ha visto una cuenta pública de una de estas empresas diciendo algo así como: “El mes pasado sin Teletón, yo gané $1.000, y este mes con Teletón gané $10.000, por lo tanto dono estos $9.000 que gané demás”? Eso sería lo correcto y lo ético. Sin embargo, no hay control de ello, jamás nadie lo ha visto, esto es un secreto muy bien guardado. Las empresas donan, pero solo una parte de sus ganancias extras del mes de la Teletón. ¿Qué parte? ¿La mitad, la cuarta parte, la décima? No se sabe, es un misterio. Conociendo a los grandes comerciantes y empresarios que viven subyugados y encandilados sólo por el lucro, habrá que pensar que la parte donada se acerca más a lo pequeño que a lo grande. ¿Qué pasa con la parte Tributaria de esta empresas en relación con las ganancias obtenidas en el mes del amor? No lo sé, prefiero no averiguarlo, pero lo adivino.

Estos y ningún otro son los motivos por lo que las empresas luchan y compiten por estar en la Teletón y como queda claro los motivos no son precisamente la caridad cristiana, sino que , reitero, el principal es el vil billete.

Veamos ahora el otro gran actor principal de las 24 horas de amor: el Banco.

Esta institución hace un supremo esfuerzo y en forma absolutamente excepcional abre sus puertas durante todo el día domingo hasta altas horas de la madrugada esperando a los rezagados donantes para así cumplir dramáticamente la meta. ¿Cuánto les cuesta a los propietarios del Banco estas horas extraordinarias de trabajo de sus trabajadores? Hasta donde sabemos, nada, cero pesos, porque todos ellos trabajan desinteresadamente imbuidos de la mística de amor, caridad, y solidaridad que todos los medios de comunicación se preocupan de exacerbar de distintas maneras, incansablemente, durante el mes del amor. ¿Cuánto paga el Banco a todos sus empleados por un día de trabajo hasta altas horas de la madrugada? Pues bien, ese día al parecer no lo paga, lo que sin duda es un importante ahorro.

Ahora bien, ¿Cuál es el negocio de los Bancos? El negocio se resume básicamente en captar plata y prestar plata; es solo para estas actividades que ocupan toda su organización de empleados, que en este caso, en el día que todos esperamos ansiosamente, como ya vimos, es gratis.

Como se sabe, los donativos de las personas y los aportes de las empresas, forman una fabulosa suma de dinero la cual es recaudada en un solo día en forma gratuita, es depositada en el Banco que todos conocemos, que siempre es uno y es el mismo, lo que sin duda es también un excelente negocio para esta institución, la cual realiza una de sus principales actividades, captar una gran suma de dinero, en forma absolutamente gratuita, sin pagarle a los depositantes, y además sin pagarle a sus empleados. Pero eso no es todo, hay más, ¿Qué pasa con este dinero después de las 24 horas de amor? No lo sabemos lamentablemente, pero imaginamos que quedará depositado en la institución bancaria lo que ya sabemos es parte importante de su negocio. No olvidemos que los Bancos pagan un precio, los intereses, a quienes les depositan su dinero. Es decir, en otras palabras, el Banco recibe una enorme cantidad de plata fresca, dinero que utiliza como desee, seguramente para hacer más dinero, sin pagar un peso a sus empleados y no sabemos, pero nos gustaría saberlo, si pagará algún interés o si tal vez dona un interés extra a la Teletón por tan considerable suma. ¿O dona solo el trabajo de sus empleados? ¿Qué pasa con la parte tributaria en el caso del Banco? No lo sé, prefiero no averiguarlo.

Los otros actores de las 24 horas de amor, ya menores porque se lucran menos, son los artistas y en general todo el mundo del espectáculo, los cuales también luchan por aparecer en semejante pantalla que en ciertas horas es vista prácticamente por todo el país. Nos imaginamos que los honorarios de un artista antes y después de aparecer en la televisión son muy diferentes, sin hablar de la mejoría de su imagen.

¿Qué porcentaje de todo este inmenso negocio va a parar a las arcas de la Teletón? ¿Será más grande la torta que se embolsan los empresarios que aquel trozo que queda para la obra benéfica? Del dinero que cada uno aporta, ya sea directamente o comprando productos de Teletón, ¿Cuánto va a para a las empresas y cuánto a la Teletón? No lo sabemos, es un misterio, a lo menos para el común de las personas, como Ud. o como yo.

En suma el negocio es grande y mayúsculo, lo que molesta, lo que irrita, es que los grandes empresarios y tal vez varios personajes del mundo del espectáculo, lucren apelando a los sentimientos más nobles de las personas, la caridad, la compasión exacerbadas por los medios de comunicación los que crean toda una atmósfera de solidaridad, de amor por el prójimo, de caridad, pero esos sentimientos son usados en primer lugar para la obtención del lucro de la empresas y personajes del espectáculo y luego, las migajas, para ayudar al fin que debería ser el principal. ¿O acaso Ud. amigo lector cree que las empresas se pelean por estar en la Teletón por ayudar a los minusválidos? ¿O será mas bien por el lucro, por la ganancia extra que reciben durante todo el mes del amor y los meses inmediatamente anteriores?

El empresariado, cuando quieren hacer el bien, no lo hace gratis, antes que nada está el negocio, primero cobran su tajada, el lucro y luego hacen el bien. Está bien, están en su derecho, lo que molesta es el llamado que hacen los empresarios, a nuestra zona de los sentimientos , tal vez a los más nobles que todos tenemos, como es ayudar al prójimo más aún cuando éste es niño y minusválido, con el objetivo principal de obtener una ganancia económica extraordinaria. ¿Quién se va a negar a cooperar con algún dinero al ver los pobres niños lisiados que se muestran una y otra vez hasta la exageración en la televisión? Es tan contradictorio ver que las empresas, en nombre del amor desinteresado, realicen un negocio de enormes ganancias, un negocio frío, calculado y seguro.

Deseo dejar muy en claro en relación con esta reflexiones que ojalá fueran equivocadas, que carezco de toda intención de ofender a nadie, ni tampoco deseo desincentivar el apoyo de la gente; mi sola intención es que la Teletón se transparente, se reglamente por el Estado, sobre todo en los tiempos de democracia en que vivimos, por ejemplo, fijando un porcentaje de las ganancias, comprobadas tributariamente, que deben ser obligadamente entregadas a la Teletón y que el dinero aportado o quede entregado sólo a la buena voluntad de los empresarios. Sería muy sano también y necesario que todo el mundo sepa cómo funciona el sistema de la Teletón porque es un negocio en que están involucrados los sentimientos de todo el país y por lo tanto cuando uno colabora debiera saber cuanto dinero queda en las arcas de la Teletón y cuánto en la de los empresarios. Sería muy bueno y deseable saber cuánto cobra el empresario y el mundo del espectáculo por hacer el bien.

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