Por: Davis Bahamonde Olguín, directivo ONG Ideando.
Hace algunas semanas leí un banner (publicidad), donde contenía la respuesta de una profesora hacia los apoderados de sus alumnos y decía más o menos así:
“Estimados padres tomé conocimiento de vuestras quejas respecto de las tareas que llevan sus hijos para la casa, pues como Uds., bien expresan, no es su responsabilidad en ayudar a que sus hijos cumplan con ellas, para eso está la escuela.
Pues entonces, no les daré más tareas para la casa, a cambio pido que sus hijos no sean agresivos, lleguen limpios y ordenados a sus aulas, respeten a sus profesores y se respeten entre sí, porque esa tarea no es mi responsabilidad ni de esta escuela, sino de Uds.”
Nuestra sociedad, vive tiempos agitados, busca desarrollarse y crecer rápidamente, atropellan los derechos de sus pares por lograr sus objetivos principalmente económicos, para ser más que otros. O bien, si algo nos causa malestar o perjuicio, culpamos a otros. Y en este afán de ser los mejores, destruimos algo muy sencillo que nos haría crecer en conjunto, esto es, el respeto y la responsabilidad.
La responsabilidad y respeto social, está en decadencia, con ello abrimos paso a la delincuencia, a la indiferencia y al aislamiento como seres humanos.
Al transitar por un parqué o por carreteras y, hasta en nuestros propios barrios, botamos papeles o desechos, pues la responsabilidad es de quien barre. Dejamos animales en las calles y cuando crecen en número, es responsabilidad del municipio, etc. Es decir, lo bueno que nos pasa es por nuestro mérito y lo malo es por culpa de otros.
También día tras día, vemos de nuestras autoridades, una falta de respeto y responsabilidad por hacer una sociedad mejor.
Recordemos que el Estado, o el gobierno local, es quien debe crear las condiciones para que la sociedad crezca y se desarrolle, y cuyo objetivo principal es el bien común, entregándonos las herramientas necesarias para superarnos con nuestro esfuerzo o el esfuerzo de todos.
La sociedad, no desea un paquete de mercadería de cuando en vez, o un bono una vez al año, o el pago de nuestras cuentas por servicios básicos, entre otras cosas. Eso mis estimados lectores, nos hace cada día más dependientes, nos esclaviza, perdiendo paulatinamente nuestra libertad y nos hace más perezosos.
Los gobernantes crean escuelas públicas para nuestros hijos, pero sus hijos jamás estudian en ellas, crean sistemas de salud, como Fonasa, pero nunca un gobernante cuando se enferma se ha atendido a través de este medio o en algún consultorio, y lo peor, nos obligan a ahorrar en un sistema de AFP que se aprovecha de nuestros fondos, hechos que faltan por completo al respeto y responsabilidad social.
Si seguimos aceptando estos agasajos, damos pie a un Estado paternalista y a la vez corrupto, donde quien tenga el poder se aprovechará de las circunstancias, pues aceptamos cualquier falta por parte de los gobernantes, ya que han sido buenos con nosotros.
La responsabilidad social es aceptar los derechos y deberes que nos toca a cada uno de nosotros, respetando los derechos y deberes de nuestros conciudadanos, sin estropear sus esfuerzos e ilusiones.
Una sociedad responsable y respetuosa, eleva el crecimiento de un país o ciudad, educa mejor a sus hijos y, hace crecer y desarrollarse a cada individuo que la compone.
Una mejor ciudad o país, es responsabilidad de todos.