¡Saber aprovechar y sacar partido!

¡Saber aprovechar y sacar partido!

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José Ramón Toro

Una inmensa Viga.

Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchán

Pareciera que es algo de nuestra idiosincrasia, algo muy arraigado en nuestros genes. El sacar partido o provecho de cualquier situación, puesto o cargo.

¡Pobre de aquel que confiese que nunca lo ha hecho! Corre el serio peligro de quedar como mentiroso o por lo menos de tonto.

En efecto. Hay muchas personas honestas que cuidan su honestidad y con timidez la presentan. El honesto no necesita decir que lo es. Quien no lo ha sido, necesariamente, buscará cualquier medio o situación para dejar en claro que es honesto. Es como aquella persona que usa las siguientes mutelillas al conversar “Sinceramente te diré que”, “Honestamente…”, “Te seré muy sincero”… y muchas más. Con eso, se acusa.

Pareciera que una persona es tonta, si no aprovecha la situación o sitial que en algún momento llegase lograr. Y, lo más complicado es que los círculos más cercanos la inducen a sacar provecho de su privilegiada situación o cargo. Son los parientes más cercanos, los amigos que le acosan para que le hagan tal o cual favor. Pareciera ser, pareciera. Porque, la realidad humana, siendo demasiado frágil, buscará de modo casi inconsciente para ser benigno en mi juicio, el sacar provecho de un privilegio. Entiéndase privilegio el estar rodeado de “autoridades” y del poder. No quisiera pensar en la perversa intención de sacar provecho, violentando a la ciudadanía, porque si no lo hace ahora nunca ¡nunca!, podrá hacerlo. Por lo tanto, ¡tengo que aprovechar el momento!, se dice a si mismo y actúa.

Y, daré ejemplos simples.

El aprovechar de imprimir un trabajo o tarea de un hijo con tinta y papel del Estado o de una empresa privada.

El apartar solo un par de lápices o artículo de escritorio… hasta una simple bolsa de té.

¡Es increíble!… aquí, pareciera, nadie escapa de la tentación de sacar partido o provecho.

El provecho de algunos son varios de millones de pesos y el de otros, solo 30 bolsitas de té, una estufa eléctrica encendida, ventilador o aire acondicionado todo el día (aunque no esté siempre en su lugar de trabajo, cosa que jamás haría en su casa), varias fotocopias…, en fin…, ¿Para qué seguir?.

Es tan fácil ser generoso con bienes que nada cuestan…, con bienes que no se cancelan o cargan al propio bolsillo, sino al bolsillo de otros o de todos y, si es de todos, es de nadie.

Y, para salvar la sociedad de este mal, el mismo hombre inventa (porque tienen que hacerlo) las Contralorías, la figura del Contralor, el control de calidad, etc. Cosas y asuntos muy necesarios, no porque, exista la posibilidad de un error humano o de un proceso controlado por máquinas automatizadas. Son necesarios porque se sabe, a ciencia cierta, que las cosas no se hacen bien. Solo se hace bien “el sacar provecho de una situación”.

Por otro lado, sabemos, cuán necesario es el poder. Cuánto se desea. Cuanto se disfraza el hambre de poder con la ya no creíble frase “soy una persona con vocación de servicio público”.

Se necesita poder para establecer orden pero, paradojalmente, el orden termina desordenando la esencia del poder, oscureciendo su finalidad que es el Servicio Público. Y, cuando ello sucede, gracias al poder, algunas personas no respetan filas, procedimientos acordados convertidos en leyes, pasan por alto los acuerdos éticos que sostienen una sociedad buscando todo tipo de excusa para justificar lo injustificable.

Así, como en Santiago, los primeros martes de cada mes, en Plaza Italia, se reúnen miles de “Ciclistas Rabiosos” que se desplazan por las calles de la capital en un largo recorrido, todos muy juntos para provocar un tremendo trastorno vehicular, así la sociedad debiera acordar un día al mes para denunciar y expresar, de modo pacífico, su molestia y condena contra todos aquellos buenos para “sacar partido” o provecho de su posición en la sociedad. Y, sería muy complejo porque, me imagino que varios enfermos con licencia médica siquiátrica, cesantes, deudores, profesionales, políticos, grandes empresarios, empleados particulares y fiscales, los pequeños empresarios (llamados emprendedores), trabajadoras de casa particular, padres separados, un hijo amigo de lo fácil, un hermano que se aprovecha de otro hermano y, un largo listado de personas, no podrían salir a protestar. ¡Eso es lo más grave!

Antes de terminar, no puedo dejar de mencionar las sabias palabras de mi Maestro y Señor, Jesús: ¡No te fijes en la paja del ojo ajeno, sino que, mira la viga que hay en el tuyo!

Con esa lapidaria sentencia de Jesús, debiera dejar de ser un asunto de idiosincrasia o genético sino, algo que nos cause mucha molestia y dolor.

¿Se imagina un elemento extraño dentro de sus ojos?

¿La molestia?, ¿El dolor? ¡Eso!

Que nos moleste sacar partido o provecho. Que nos cause dolor. Así, nuestra molestia y dolor será Redentor, es decir; llegará a vencer y erradicar esa mala y sucia costumbre de quienes por un corto tiempo se rodean de poder (Congreso) y de toda nuestra sociedad.

Que sea feliz.

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